Nuestra 4ª Etapa del
Camino Portugués a Santiago por la Costa comienza en las cercanías del Fuerte
de São João Baptista de Esposende.
Declarado Inmueble de
Interés Público, fue levantado entre 1669 y 1702 para guarnecer la
desembocadura del Río Cávado. Junto a él destaca la férrea y roja figura del
Faro, de 15 m de altura de mediados del S. XIX.
El camino nos lleva lejos
de la costa. Enseguida llegamos a la localidad de Marinhas en donde destacamos
La Iglesia de San Miguel de 1930,
construida sobre otra medieval. Sobresale su torre campanario octogonal rematada
por una bóveda.
En su exterior llama la
atención una escultura del Arcángel San
Miguel, y en su interior las vidrieras y los retablos de talla dorada.
Poco después pasamos
delante de La Capilla de S. João do Monte de principios del S. XX. Está
acompañada por un cruceiro y una fuente con tejado.
Caminando siempre en pos
de las flechas amarillas nos vamos encontrando fuentes, almiñas, esculturas y
otros símbolos sobre el camino y otros temas culturales.
Aproximándonos a Belinho
divisamos la esbelta silueta de La Iglesia de San Pedro. Inaugurada a finales
del S. XIX, sigue el canon de otras muchas del Norte de Portugal, con fachada
blanca y molduras de granito con la torre rematando en cúpula bulbosa.
A pocos pasos nos espera La Capilla de San Amaro de arquitectura muy simple y un bonito atrio en donde
descansar.
Al rato el peregrino
lleva sus pasos encajonados entre altos muros.
Antes de encontrarnos con
un Santiago Peregrino realizado por Claudio Alves en un bloque de granito
extraído en Galicia y que acompaña a La Capilla de N.ª Sr.ª dos Remedios, de
inicios del S. XVIII, y a un esbelto cruceiro.
Al poco nuestros pies se
relajan pisando algo de tierra bajo la sombra de esbeltos árboles.
Allí, en pleno bosque,
una gran piedra nos indica la ruta a seguir. El espíritu se anima
sabiendo que estamos en el camino correcto que nos acerca a nuestro lejano
destino.
Llega hasta nosotros el
susurro del agua del Río Neiva, al que entrevemos entre la arboleda y que nos
acompaña durante un buen trecho.
En la orilla opuesta
descansan algunos molinos mientras el caminante disfruta del deslumbrante
paisaje.
Y llega el momento de
cruzar el río. Nos lo facilita El Puente do Sebastião de 40 m de largo, y
18 pilares de 1,50 metros de altura, construido en 1930 con piedras extraídas
de los montes vecinos.
Lo acompañan una aceña
blanca, y una pequeña pesquera de piedra, “O Enxenho de Moldes”, usado para la pesca de diferentes especies de
peces, entre ellos la lamprea.
Estamos en Castelo do
Neiva como se encargan de recordárnoslo varias señales en el camino.
En un plácido paraje nos
recibe la blanca Capilla de N.ª Sr.ª de Lourdes y que recordamos de otra ruta
que por aquí realizamos.
Después de un repecho
tomamos un respiro acompañando a Santiago Apóstol en el que es considerado el templo
más antiguo a él consagrado, fuera del territorio español. Se trata de La
Iglesia de Santiago de Castelo do Neiva consagrado en 862, poco tiempo después
del descubrimiento de La Tumba del Apóstol, como lo prueba una inscripción
descubierta en una pared del templo.
Sigue su periplo el
peregrino agradeciendo la sombra ofrecida por la vegetación del camino.
Nos llamó la atención La
Iglesia de San Romão de Neiva por su emplazamiento y majestuosidad. Antiguo
Monasterio Benedictino con planta longitudinal de una sola nave y dos capillas
laterales. Destaca su torre lateral de una campana. La disposición de la
iglesia es manierista pero su fachada cuenta con una decoración plenamente barroca.
A su lado un estilizado
cruceiro y a la izquierda, desde la cima de un monte, al que se puede acceder
subiendo las innumerables escaleras que allí mismo se ven, nos vigila La
Capilla da Señora do Crasto.
En seguida llegamos a
Chafé donde visitamos La Iglesia barroca de San Sebastián antes de adentrarnos
en un bonito pasaje delimitado por altos muros de piedra que aún así nos
permiten la visión de antiguos hórreos.
Al poco entramos en La
Iglesia de Santiago de Anha de finales del S. XVIII. Una talla del Apóstol
preside el frontón de la fachada. En el interior podemos sellar la credencial
y dejar constancia de nuestro paso en un libro de registro.
Poco antes de pasar junto
al Paço de Anha ejemplo de arquitectura civil del S. XVI.
Continuamos la ruta
encontrando más muestras de arquitectura religiosa y popular.
Hasta toparnos con este
remero que nos anticipa la cercanía de nuestro objetivo: Viana do
Castelo.
Primeramente tenemos que
cruzar El Río Lima. Y lo hacemos a través del Puente Eiffel. Construido en
1.878 por La Casa Eiffel para sustituir un antiguo puente de madera, con casi
600 m de longitud es una auténtica obra de ingeniería en hierro.
Desde su atalaya el
peregrino contempla las dos orillas del Lima y lo que en ellas se eleva. Como
El Puente y La Capilla de S. Lourenço y, allá en las alturas, la grandiosidad
del Templo de Santa Lucía.
Y ya enfilamos por las
bulliciosas calles de Viana do Castelo. Son testigo de ello El Museo del
Chocolate, La Iglesia de San Bento, La
Iglesia Das Almas, primera Iglesia Matriz de Viana, de origen románica y La
Capilla das Malheiras.
Y, evidentemente, La Sé
Catedral, de la que ya os hemos hablado en otras ocasiones como por ejemplo en esta entrada del blog.
Todavía tuvimos tiempo
para recorrer el casco histórico de Viana pues su vistosidad bien lo
merece.
Poniendo así el punto
final a una etapa llena de muestras de la religiosidad de nuestro país vecino,
de señales y referencias al Camino de Santiago, y de muchos otros elementos que
dan vidilla y elevan el ánimo del peregrino.
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