Y un buen día se nos dio por embarcarnos en realizar El Camino Portugués a Santiago Por La Costa, comenzando en la ciudad portuguesa de Oporto.
Concretamente al pie de
La Sé Catedral. Declarada Monumento Nacional su origen se remonta al S. XII.
Construida inicialmente en estilo Románico, ha sufrido muchas reconstrucciones,
por lo que presenta diferentes estilos, siendo en gran parte barroca.
En La Plaza de La
Catedral destaca un decorado “Pelourinho” a semejanza de las columnas
utilizadas para ajusticiar a los criminales en otros tiempos.
Contempla todo el
conjunto la figura ecuestre de Vimara Peres, mítico caballero que prefigura la
autonomía de Portugal liberando la ciudad de los musulmanes.
Descendemos las escaleras
allí presentes y nos topamos con un mirador sobre La Iglesia de San Lorenzo dos
Grilos, que alberga El Museo de Arte Sacro y Arqueología de Oporto, y también
sobre gran parte de la ciudad y El Río Duero.
Al que vamos buscando. Y
lo encontramos deslizándose bajo el llamado Puente de D Luis I. Inaugurado a
finales del S. XIX, este puente de hierro, diseñado por un discípulo de
Eiffel, es una de las imágenes más
emblemáticas de Oporto.
Continúa el peregrino por
la zona más típica de Oporto conociendo La Fuente de São João, El Postigo do
Carbão, único de las 18 puertas y postigos de Las Murallas Fernandinas,
construidas en el S. XIV en torno a Oporto, que sobrevivió hasta nuestros
días.
También La Iglesia de
Nossa Senhora do O, La Iglesia de San Francisco, de origen románico,
posteriormente transformada al estilo gótico y que más tarde adquirió
decoración barroca, Y La Iglesia do Corpo Santo de Massarelos, dedicada a San
Telmo.
Caminamos sobre El
Viaducto Do Cais das Pedras y una figura colosal se va perfilando en el
horizonte: El Puente da Arrábida, símbolo la ciudad que, en el momento de su
construcción en 1963, era el mayor puente de arco de hormigón armado del mundo.
A medida que caminamos nos vamos encontrando puentecillos, esculturas, y fuentes varias, al tiempo que vemos circulando algunos de los famosos “Carros eléctricos” de Oporto y atisbamos algunas de las aves que van a beber al Duero.
Cuyas aguas por allí se deslizan poco antes de encontrarse con El Atlántico.
Al poco, dos elegantes
obeliscos nos abren paso al “Jardim do Passeio Alegre” de finales del S.
XIX. Ladeado por una hilera de palmeras,
cuenta con diversos elementos que hacen las delicias de todo el que por allí
pasa.
No muy lejos nos recibe
El Fuerte de São João Baptista, fortificación abaluartada del S. XVI, de gran
capacidad defensiva, construido para preservar la entrada fluvial a Oporto.
Continúa el caminante
teniendo El Atlántico como compañero, que va bañando la accidentada costa.
Nos encantó pasar bajo la
famosa Pérgola da Foz, de inicios del S. XX, auténtico balcón sobre La Playa do
Molhe que permite observar todo lo que la rodea.
Y conocer al Salva-Vidas, escultura de Henrique Moreira
inaugurada en 1937, como homenaje a los que enfrentan el mar para salvar vidas,
en medio de una tempestad.
Y al “Homem do Leme” u
hombre del timón, del escultor Américo Gomes que, inaugurada en 1938, junto a
la playa del mismo nombre, rinde homenaje a los pescadores.
A pocos metros se eleva
la altiva figura de D. João VI a caballo, obra del escultor Salvador Barata
Feyo en 1966. Se encuentra en una plaza conocida como “Rotonda do Castelo do
Queijo”. Nombre por el que también
es conocido El Fuerte de S. Francisco Xavier por el hecho de haber sido
construido sobre una roca de granito redondeada con forma similar a la de un
queso.
Construido en 1662 para proteger la ciudad contra los ataques de la flota española, se nos muestra rodeado por un foso y con las características garitas en las esquinas. En la actualidad, es sede de exposiciones temporales.
No muy lejos se contornea
en el aire la roja red de la “Anémona” colorida de Matosinhos.
Todo ello sobre la
arenosa Playa de Matosinhos en donde tan buenos momentos pasamos muchos
veranos.
Y en donde una escultura
a pie de mar rememora la Tragedia acaecida en 1947 tras el naufragio de
numerosas embarcaciones debido a una tempestad, y que acabó con la vida de 152
marineros.
Muy cerca se erige el
“Padrão do Bom Jesus de Matosinhos” del S. XVIII formado por una cruz de
granito resguardada por un pórtico abovedado, coronado
por una linterna. Señala el lugar donde, según la tradición, apareció la imagen
de O Senhor de Matosinhos.
Después de salvar El Río
Leça sobre la plataforma de un Puente Móvil, el peregrino se topa con El Faro
de Leça, o Faro da Boa Nova de 1926. Con una torre de 46 m es el segundo faro
más grande del país. Remata en una
linterna circular con una barandilla de hierro pintada de rojo.
Muy cerca avistamos A
Capela da Boa Nova que ocupa el lugar de un antiguo Monasterio Franciscano.
Situada en un pequeño
promontorio nos ofrece espectaculares vistas sobre el Atlántico.
Que no se aleja de
nuestro punto de mira en los últimos metros hasta el final de la jornada
caminando sobre pasadizos de madera con suave sabor a sal.
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