miércoles, 20 de junio de 2018

Por Entrimo: caminos Y Fervenzas Do Val Do Pacín, Pozo Caído

Los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas tuvimos el privilegio de tocar las aguas de esta maravilla.
Para ello nos desplazamos hasta Entrimo, Ourense, más concretamente hasta El Área recreativa de As Perdices, en sus cercanías.
E, inicialmente, a través de un bonito sendero, nos decidimos a seguir fielmente las indicaciones de la ruta señalizada como “Fervenzas do Val do Pacín”. 
Y, para nuestra regocijo, en seguida nos llevan hasta una pequeña laguna con su cascadita, que recibe el nombre de Os Cirolos.
Este primer momento se completa con camino retorcido y un puente de ensueño sobre las tranquilas aguas del Río Pacín, afluente del Río Limia.
Y que sin duda alegra el ánimo de los caminantes.
 Las señales nos llevan más tarde por una amplia pista que va ascendiendo paulatinamente.
Y que se encuentra adornada por diversos elementos puestos ex profeso por la mano del hombre.
También La Madre Naturaleza contribuye a embellecer la zona. En esta ocasión con diversas manifestaciones rocosas más o menos agrupadas y con distintas siluetas que incentivan la imaginación del caminante.
Algunas tienen nombre propio y desde luego no falta una "Piedra Cabaleira" que se puede apreciar desde distintos lugares.
No debéis perderos El Castro De Os Castelos, un poblado castrexo, seguramente ocupado en el primer milenio antes de nuestra era.
Allí podemos ver un recinto fortificado con construcciones circulares rodeadas de bolos graníticos naturales.
Seguidamente por un sendero estrecho, lleno de encanto, nos encaminanos al emplazamiento del Castelo Da Pía da Moura.
Al parecer se trata de un antiguo asentamiento fortificado en el que en tiempos hubo un castillo.
El lugar está coronado por un gran bolo al que los más valientes no dudan en subir.
No dejéis de ver La Pía da Moura, un aljibe en la parte superior de lo que sería el castillo. La leyenda dice que fue una moura quién lo colocó allí, de ahí su nombre.
Pero es que además desde su ubicación se obtiene una fabulosa visión de todo lo que hay alrededor, río Limia incluído.
Continúa el viajero su periplo caminando siempre en un entorno que parece encantado, siempre adornado con bolos. 
 Hasta hay un Penedo das Letras que para mí tiene mucha semejanza con un perrito.
De momento la senda es fácil de andar con piso de tierra, a veces alfombrado de hojarasca arbórea.
No falta la parte de arquitectura religiosa cuando arribamos a la apacible área en que se encuentra La Ermita de San Bieito.
En donde el senderista puede tomarse un descansito a la par que contempla la cadena de montañas que se extiende en el horizonte.
 Retomando la marcha vamos de camino a Queguas que divisamos allá en la lontananza.
Antes de llegar al pueblito nos espera un ligero descenso y una bucólica escena con puentecillo de madera incluído.
A su vera descansan dos molinos ahora acompañados únicamente por el rumor del agua al pasar y el canto de los grillos.
En Queguas, a la que llegamos después de una subidita, nos vino muy bien refrescarnos con las aguas de esta fuente.
Lo mismo hicimos en Venceáns, la siguiente localidad.
En donde nos enamoró esta sencilla capilla.
Y la hermosa decadencia de los hórreos.
La ruta se va pareciendo a un tobogán con continuas subidas y bajadas, siempre por lugares llenos de belleza y con sorpresas como esta fantástica calzada empedrada.
Adentrados en La Carballeira de Vilar toca ahora un vertiginoso descenso que pone alas en los pies de los caminantes.
Y todo porque queríamos llegar al momento cumbre de la caminata: El Pozo Caído.
Toda una maravilla: Una escondida laguna formada por las aguas del Río Pacín que bajan deslizándose en cascada.
Hace muy poco han acondicionado un coqueto mirador para poder contemplarla a gusto y sin cansancio.
No lo dudéis acercaos y contemplad de cerca O Pozo Caído!
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lunes, 11 de junio de 2018

Paseo Por Pastrana, Villa Ducal De La Alcarria

Pastrana es una localidad de La Alcarria declarada Conjunto Histórico Artístico desde 1966.
Los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas nos pasamos por allí iniciando nuestro paseo en las cercanías de La Casa del Deán, un palacio del S. XVII y que servía de residencia del Deán de La Colegiata de la villa. 
A su lado, en una plazoleta con encanto, se ve la fachada y la espadaña de 3 arcos del Convento de San Francisco.
Nos adentramos intramuros del pueblo ducal a través del Arco de San Francisco, una de las puertas que tenía la villa en su muralla que la rodeaba por entero. 
La calle por la que descendemos ligeramente está impregnada del típico ambiente castellanomanchego.
Estrecha, con casas con balcones y flores adornándolos.
Nos llamaron la atención algunas de estas casas. La primera al parecer fue en tiempos una Sinagoga Judía
Prestad atención a la ornamentación, con detalles grabados en estuco que presenta.
En la misma calle La Casa de La Inquisición y La casa del Caballero Calatravo con la típica puerta adovelada semicircular y con un escudo encima.
Seguidamente nos encontramos con La Fuente de Los Cuatro Caños. Su pilón es exagonal y el agua mana de 4 carátulas con foma de cara humana, cada una de ellas diferente a las otras.
Continuamos por La Calle Mayor típicamente comercial rematada en un Arco. 
Que nos lleva directamente a La Plaza de La Hora. Debe su nombre a la época en la que La Princesa de Éboli permanecía confinada en su palacio por orden de Felipe II y solo podía tener contacto con el exterior una hora al día.
Sería la plaza de armas del Palacio Ducal de claro trazado renacentista con planta cuadrada, con torres en las esquinas, en una de las cuales estuvo prisionera, la princesa de Éboli, y patio central.
Por cierto que por aquí pasó Camilo José Cela en su célebre Viaje A La Alcarria, y así lo recuerda una placa colocada en esta Plaza de La Hora.
Callejeando, arriba ahora el viajero al emplazamiento de La Colegiata de Nuestra Señora de La Asunción.
Levantada originariamente en el S. XIII por Los Caballeros Calatravos, recebiría añadidos posteriores como la portada norte en estilo gótico.
Su interior acoge El Museo Parroquial en donde destaca La Colección de Tapices Góticos de Alfonso V de Portugal. Su imponente figura se eleva hacia el azul del cielo y se puede ver desde distintos lugares de la villa.

Está en una coqueta plaza que alberga también La Casa del Concejo cuyo escudo tallado en piedra y rematado con una corona ducal, sintetiza la historia de Pastrana. A su lado este sencillo cruceiro.
Inician retirada los caminantes y el arco que inicialmente cruzaron, vuelve a ser testigo de su paso, si bien esta vez, ascendiendo.
 Sin duda alguna un paseo de grato recuerdo.
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