lunes, 30 de abril de 2018

Variante Espiritual Camino Portugués A Santiago: De Pontevedra A Armenteira

Por Combarro pasa La Variante Espiritual del Camino Portugués a Santiago.
Llegamos hasta allí en una etapa partiendo desde El Puente del Burgo en Pontevedra ya que en los primeros metros coincide con El Camino Tradicional.
Y también con La Vía Romana XIX.
Es en Pontecabras en donde se bifurcan los caminos cogiendo nosotros el camino hacia la izquierda.
Como pasamos por lugares habitados vamos alternando tramos de asfalto con sendas a través de campos cultivados.
La marcha es animada y enseguida nos encontramos delante de La Iglesia de San Pedro de Campañó.
Ya sabéis que en El Camino es difícil perderse pues a cada paso encontramos la flecha amarilla indicador de la ruta a seguir.
Que en ocasiones nos regala momentos relajados cercanos a pequeños arroyos y frondosos árboles.
Esta etapa cuenta con muchas manifestaciones de arquitectura religiosa. El impresionante Monasterio Mercedario de San Juan de Poio es una de ellas.
Por cierto, no paséis de largo sin ver el hórreo que se encuentra en sus jardines. Con casi 30 m es uno de los mayores de Galicia.
También desde el emplazamiento del monasterio gozaremos de bonitas vistas de La Ría de Pontevedra que contemplaremos embobados.
Hacia ella nos dirigimos caminando primeramente entre estrechas sendas por donde caminamos en fila india.
Una parte que gusta mucho al peregrino es la que nos lleva a caminar cerquita, cerquita del agua salada.

Y como la marea estaba baja, ni cortos ni perezosos nos decidimos a caminar sobre la arena teniendo ya a Combarro en el punto de mira.
 Es realmente una visión emocionante la de Combarro, los hórreos y el mar.
A nuestros amigos les gustó ya de lejos y nos adentramos en el pueblo para que lo conociesen un poquito mejor.
¡Y realmente les encantó!
Durante toda la etapa van a proliferar los hórreos, fuentes y cruceiros, flores de piedra, adornando cualquier cruce de caminos.
La Ría de Pontevedra es visible desde diversos enclaves. No dudéis en visitar El Mirador de Loureiro, verdadero balcón sobre la ría.
El ánimo del peregrino se alegra cuando comienza a descender y se encuentra un cambio de paisaje.
Con riachuelos, viejos molinos, unos recios muros… todo ello, indicativo de que la meta está muy cerca.
Y el marco es inmejorable: El Monasterio de Santa María de Armenteira.
Es cisterciense, destacando su portada con sus arquivoltas y un maravilloso rosetón. 
Pasad a su interior y maravillaos contemplando el arte de su claustro en donde florece la camelia, la flor de Las Rías Bajas

lunes, 23 de abril de 2018

Castelo Do Neiva: Foz Y Palheiros De Sargaço

En esta ocasión le toca de nuevo al Río Neiva ser protagonista en esta nueva caminata de los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas.
En una ruta que iniciamos al pie del edificio de La Junta de Freguesia de Castelo de Neiva, Portugal. Tras unos pasos por un camino empedrado llegamos a La Iglesia de Santiago.
No nos estrañe el nombre porque la zona es lugar de paso del Camino de Santiago, cuyas marcas encontramos en numerosas partes de este recorrido, que en algún momento nos lleva al llamado Castro de Moldes.
Muy cerca del Monte Guilheta en donde encontramos La Capilla de La Senhora dos Emigrantes.
Y una estatua dedicada precisamente a las personas que tienen que dejar su tierra natal y marchar por el mundo adelante para ganarse la vida.
También un área de esparcimiento con una cruz y El Monumento al “Santo Condestável”, guerrero y beato, fundador de la casa de Braganza.
Ahí en ese mismo lugar no os perdáis las fantásticas vistas que, en días despejados, claro, se ofrecen a quien por allí se acerca.
Animaos también a subir un poquito más hasta el enclave en donde, con la compañía de un cruceiro y un vértice geodésico, tendréis una visión de 360º.
Descendemos y allá que nos vamos a la búsqueda del Río Neiva. Por el camino nos sorprendió “O Penedo das Chaves”, con una forma curiosa y que resulta ser un lagar excavado en la roca que data del final del Imperio Romano.
Y ya sí tenemos una primera toma de contacto con las aguas del Neiva.
En un entorno salvaje con la enredaderas, las verdes hiedras, cubriendo las paredes de una antigua aceña y un destruido pontillón.
Las aceñas van surgiendo aquí y allá acompañando al rugir del río.
Haciéndose mutua compañía en días menos agitados que los de antaño.
Un momento que nos gustó especialmente es cuando avistamos La Aceña Branca con su pontón.
Ya habíamos estado allí hace unos años, pero en la orilla opuesta, y ya entonces sentimos la fuerza mágica del río.
Dejamos el río y nuestros pasos nos llevan sobre una senda segura, cómoda, con el cielo azul sobre nosotros y el estallido de la primavera a nuestro alrededor.
No os perdáis el momento de reencuentro con El Neiva.
Estamos en La Foz do Neiva donde las aguas dulces van a unirse a las saladas del Océano Atlántico.
¡Deteneos unos minutos a contemplarlo!
¡Y El Atlántico allí, turbulento, al alcance de la mano!
Pero debe el viajero, raudo y veloz, continuar su periplo.
Y lo hace por un sendero al borde del mar en donde no faltan las playas.
Ni los bancos, que invitan a la contemplación del espectáculo de las olas.
Llegamos así al puerto, que cruzamos calmamente, bajo la atenta mirada de los barcos pesqueros en su día de descanso.
Serpeamos con la senda, por momentos tapizada y adornada con motivos primaverales.
Para llegar a conocer estos otros elementos destacados de la ruta.
Son los llamados “Palheiros de Sargaço”. Están hechos con algas recogidas y puestas así a secar, en estos montones característicos para poder usar luego en los campos como abono.
Sin duda una ruta completita con olor a río, a aceña, arena, salitre y y marejada.