Hoy os invitamos a dar un paseo por la ciudad de Palencia, en Castilla León.
La encontramos en la llanura de Tierra de Campos bañada por El Río Carrión que cruzamos por el
solemne y esbelto Puente de Hierro de principios del S. XX. Se trata del más moderno
de Palencia y vino a sustituir un antiguo puente de madera.
Muy cerca La Rotonda de
La Vocera con una escultura de 2016 que conmemora el 135 aniversario del Diario
Palentino. Diseñada por Segundo Escolar representa a una
vocera en la forma tradicional de repartir periódicos hace algunos años.
A un pasito encontramos El Parque del Salón de Isabel II
con El Monumento a Juan Ponce de León, en piedra blanca, y en donde los
palentinos pasean y charlan tranquilamente. Como así lo hacen también los
personajes del Monumento a Los Mayores.
Y ya nos dirigimos a La Calle Mayor,
posiblemente la más emblemática de Palencia. Nos gustan sus edificios
asoportalados que nos libran de las inclemencias del tiempo y los rigores del
invierno que nos hacen ir tapados de pies a cabeza.
Son famosas sus originales columnas
prismáticas que sostienen miradores y balcones de algunas de las más bonitas
casas de la capital palentina.
Algunas de ellas tienen nombre propio, y
muchas fueron diseñadas por El Arquitecto palentino Jerónimo Arroyo. Como El Colegio
de Villandrando, interesante ejemplo de modernismo floral, con elementos
neogóticos, neorrománicos y con una reinterpretación del gótico veneciano en la
fachada principal.
También La Casa de Flora Germán, donde destaca
su chaflán hexagonal, con miradores
superpuestos en todos los pisos y, rematando el conjunto, una pequeña cúpula de
media naranja sostenida por finas columnas.
O el edificio que alberga El Consejo de
Cuentas de Castilla León con sus dos torres de vidrieras coloridas frente al
cual encontramos al arquitecto tomando notas.
No pasamos por alto La Casa Junco llamada
también Palacio Barroco por haber sido construido en el S. XVIII. Con
decoración heráldica y fachada realizada en ladrillo, con almohadillado de
piedra en portada y refuerzo de esquinas, se configura como un ejemplar único,
en el que confluyen el gusto italiano y la tradición castellana.
La calle se ve animada por los clientes de los
comercios que en ella se asientan y por los personajes de estatuas como El
Monumento a la Mujer Palentina, de Indalecio López. Esculpida en piedra negra,
su modernidad contrasta vivamente con el entorno.
La Niña Saltando a la Comba del Monumento a La
Infancia o La Castañera que nos ofrece su producto calentito para temperar
nuestro cuerpo.
También nos llamaron la atención varias
pilastras de piedra esparcidas por la calle, de dos en dos y con el escudo de
Palencia que inicialmente servían para delimitar zonas peatonales de la calle y
que hoy son meros elementos decorativos.
Abandonamos momentáneamente La Calle Mayor
para visitar El Convento de Santa Clara popularmente conocido como El Convento
de las Claras. Construido en Estilo Gótico en los S. XIV y XV es el único en
todo Palencia que tiene planta de cruz griega.
En su interior se venera una imagen de Cristo Yacente hallada en el mar, El Cristo de la Buena Muerte, que en el S. XVII
libró a la ciudad de una plaga de langostas. Es articulado, posee pelo y uñas
naturales y por su tremendo realismo alimenta la leyenda de un cuerpo momificado
en su interior.
A un tiro de piedra San Lázaro acompañado de
su perro pide limosna al pie de La Iglesia de su nombre.
Un templo cuyo origen, según la leyenda,
estuvo en un lazareto fundado por El Cid y reconstruido por Don Sancho de
Castilla en estilo gótico austero y sin ornamentación como podemos ver en la
fachada y en la torre.
Muy cerca, una estatua de Óscar Aragón homenajea
a San Juan de Dios en una rotonda incluyendo una reproducción del arco de la
puerta de entrada del primer hospital.
Callejeando nos encontramos con El Palacio de
la Diputación de Palencia, importante edificio modernista con elementos
neoclásicos y neorrenacentistas y con influencias neobarrocas.
Construido en piedra de Hontoria, ladrillo,
hierro y cristal es la obra maestra de Jerónimo Arroyo y arquetipo de las
construcciones modernistas de la Palencia de inicios del S. XX.
Llegamos ya a La Plaza Mayor creada en el S.
XVII también con soportales en sus edificios. En ella destaca La Casa
Consistorial, uno de los más bellos monumentos neoclásicos de Palencia.
En la plaza sobresale El Monumento a Alonso
Berruguete, de Victorio Macho. Con su
tamaño y el contraste de blanco en la piedra y negro en la estatua a Berruguete
domina toda la plaza y atrae la atención del visitante.
Nos encaminamos ahora
hacia el enclave en donde se encuentra La Aguadora, estatua de bronce de
Victorio Macho que representa a una altiva campesina con un cántaro y pose majestuosa.
La encontramos delante de La Ermita de Nuestra Señora de La Soledad.
Adosada al Convento de
San Francisco fundado en el S. XIII y único resto
existente de un convento que fue sede de Las Cortes de Castilla y también
residencia real. Muy bonita su austera fachada en la que destaca una doble
espadaña con campaniles.
Le toca el turno ahora a La Catedral de San
Antolín, La Bella Desconocida, una maravilla gótica.
La Puerta del Obispo o de Santa María es la
más decorada, con un arco de medio punto con cinco arquivoltas en forma de arco
apuntado, adornadas con motivos vegetales que se apoyan en columnas, coronadas
por apóstoles; en el centro de la portada encontramos una imagen de la Virgen
María rodeada por dos vidrieras en forma de flor.
No dudéis en alzar la vista hacia lo alto,
allí, entre los pináculos destacan las clásicas gárgolas del Gótico.
Entre ellas encontraréis alguna más moderna como la que tiene forma de
fótógrafo añadida por Jerónimo Arroyo y que da un toque de actualidad a la
catedral.
El estilo Gótico florido se repite en el
interior del templo con variantes flamígeras, así como decoraciones
renacentistas, platerescas y barrocas, estas últimas patentes en la gran
cantidad de retablos, cuadros y tallas que encierran sus muros.
No olvidéis visitar el claustro en donde el
azul del cielo se une a la visita.
Echadle un ojo también al Museo Catedralicio
en donde se guardan verdaderas joyas de todas las épocas y estilos. Entre ellas
destaca El Cuadro del Martirio de San Sebastián, de El Greco realizado al poco
de su llegada a España.
Y por supuesto no podéis perderos la visita a
La Cripta de San Antolín. Se encuentra en un nivel inferior en la nave central y
representa la época visigoda y protorrománica.
Se cree que fue mandada construir por Wamba
para albergar las reliquias de San Antolín, patrón de la ciudad, en el S. VII.
Presenta arcos de herradura y sillares horizontales de gran tamaño y poco
pulidos sin ningún tipo de abovedamiento.
De nuevo en el exterior con la compañía del
maestro y su atenta alumna, disfrutamos de La Plaza de La Inmaculada con una
última mirada a la esbelta catedral.