miércoles, 30 de marzo de 2022

Por La Cascada De Segade, Río Umia, Caldas De Reis

 Esta vez nos dimos una vuelta por Caldas de Reis y su entorno.

La iniciamos en el Paseo del Río Bermaña que por allí, sólo rumor, se desliza tranquilo y suave. 

Enseguida entrega sus aguas al Río Umia en cuyo paseo vamos encontrando diferentes esculturas y fuentes diseminadas aquí y allá. 
Si echamos la vista a lo alto vamos entreviendo la figura de La Iglesia de San Pablo al tiempo que nos vamos acercando más al Umia y su paseo cerca de ruinas de molinos, puentes y balnearios.  

No olvidemos que el Umia es el alma líquida de esta villa termal.

Nos adentramos en su Jardín Botánico. Nos saludan los robles y otros elementos arbóreos que por allí pululan, junto con muestras artísticas de distintos autores y épocas. 

El discurrir del Umia por estos pagos es sereno y tranquilo, invitándonos a seguirlo a contracorriente.  

Un antiguo puente de irregulares piedras surge ante nosotros y nos invita a cruzar al otro lado.

Unas ruinas, quizás de un antiguo molino, son testigos de nuestro caminar.  

Una bonita senda nos da a conocer bellos momentos del líquido elemento jugando con las piedras de su lecho.  

Fantasmales vestigios del pasado, muy cercanos al discurrir de la belleza  húmeda del Umia, dan cuenta de la dureza de la vida en épocas pasadas.

Así como varios molinos que, en distinta forma de conservación, nos informan de la intensa actividad de estas tierras en época de molienda.  

Una estructura rojiza y altiva surge ante el caminante que se acerca a contemplarla. Se trata de la Antigua Fábrica de Luz construida en 1900 y activa durante más de 50 años. 
La senda serpentea después por entre distintas especies arbóreas de nuestra Galicia.  

Hasta encontrarnos con una calzada presumiblemente romana, por donde pasaba la famosa Vía Romana XIX, y que nos conduce al Puente de Segade, de base romana pero reconstruido en el S. XVIII.

No dudéis en bajar unas escaleritas que por allí se encuentran y que nos llevan a conocer de primera mano la base del puente de un único arco, y el precioso transcurrir del Umia.

Tampoco os perdáis las vistas que se nos ofrecen subidas de nuevo las escaleras en un coqueto rinconcito, a la izquierda, sobre el Umia.   

Sigue caminando el senderista por un suelo bien acondicionado por entre árboles autóctonos desde donde podemos atisbar  la alta chimenea de la antigua Fábrica de Luz.

Ante la cual llegamos en un periquete. Impresionan su altura y la majestuosidad que todavía conserva a pesar de los largos años de inactividad.

Pero lo mejor es el espectáculo que a su vera se ofrece ante el visitante: El Río Umia desmelenándose colina abajo sobre superficie rocosa, formando la llamada Cascada de Segade.  

Adornan el momento unos cuantos molinos diseminados por el entorno. 


No faltan coquetos pozos y oportunos puentecillos.   

Que nos llevan en volandas, disfrutando por la orilla del Umia que por estos parajes se nos muestra cual niño mimado, salvaje y travieso.

La senda no inquieta para nada al senderista que, entre elementos vegetales y otros creados por la mano del hombre, se deja llevar arrullado por el líquido elemento en donde navegan tranquilos unos cuantos patos coloridos. 

Hete aquí que estamos de vuelta en El Jardín Botánico en donde descubrimos nuevas esculturas.

Que nos conducen hacia el enclave en que se encuentra La Iglesia de Santo Tomás Becket del S. XIX, construida con los restos de La Torre de Doña Urraca, y escoltada por estilizadas palmeras.  

No paséis por alto el Cruceiro de su atrio. Presenta a Cristo Crucificado con tres clavos y las manos cerradas inclinando la cabeza ligeramente a la derecha con una corona de espinas. No falta La Virgen  rogando, ni diversas herramientas de La Pasión, así como las figuras de Adán y Eva. 

Muy cerca podréis experimentar las propiedades del agua que mana de una Fuente Termal, característica esencial de Caldas de Reis, y también en un lavadero próximo a ella.  

Dando por finalizada esta bonita ruta esencialmente líquida.