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sábado, 31 de julio de 2021
¡Superadas Las 486.500 Visitas! ¡Muchas Gracias!
"Lo que da el verdadero sentido al encuentro es la busca y que es preciso andar mucho para alcanzar lo que está cerca." José Saramago
"O que dá o verdadeiro sentido ao encontro é a busca e que é preciso andar muito para alcançar o que está perto." José Saramago
lunes, 26 de julio de 2021
Por Aguiño: Costa Y Molinos De Amendo
Cielos y mares azules nos acompañan en esta caminata por El Litoral Atlántico Gallego.
Que comenzamos en la
localidad de Aguiño cerca del Monumento al Quijote y de la gigante aguja del
dedicado a Las Redeiras o Atadoras.
Ambas próximas al Puerto
en donde algunas barcas descansaban tranquilamente.
No falta La Escultura
dedicada a Los Pescadores lanzando las redes. También nos llamó la atención la blancura
del Monumento a Los Percebeiros de Gonzalo Sarasquete.
En seguida tomamos
contacto con la costa abrupta y sinuosa.
El día estaba radiante y
el mar se nos mostraba reluciente y azul.
Alguna vez nos deslizamos
sobre pasarelas de madera.
Al tiempo que nos
encontramos coquetas calitas que nos invitan a un refrescante chapuzón.
La vegetación que nos
acompaña en estos primeros km es propia de la zona de costa con la presencia de
los rumorosos pinos y matorral bajo.
No paséis por alto Los Lavaderos
de Penisqueira emergiendo de la roca sobre la que se asientan, allí al lado
mismo del rugiente océano.
Que va horadando la costa
a cuyas rocas no dudamos en encaramarnos.
En el entorno todo es
silencio, sólo perturbado por el rumor del Océano Atlántico rozando
continuamente sobre el acantilado en donde las flores silvestres se van
mustiando por el calor de la jornada.
El senderista tampoco
duda en bajarse a la arena y caminar sobre La Playa de Couso en donde se nota
la mano escultora de la inmensidad salada.
Y es que estamos en Punta Falcoeiro y por todas partes se ve la asombrosa capacidad artística de La Madre Naturaleza.
¡Y qué decir de la fina y blanca arena de las playas de estos parajes! ¡Fantástica!
Momentos hay de pisar
senderos algo más alejados del líquido elemento, en donde es una delicia
vislumbrar el vegetal manto colorido.
Salpicado aquí y allá por
curiosas formaciones rocosas.
Pero en seguida volvemos
a ver la azul llanura del mar, en cuyas aguas, intrépidos pescadores lanzan su
caña y prueban fortuna.
A pesar de que algunos
gusanos de su cebo se escaparon y ahora, junto con otros animales, forman ya
parte del paisaje.
Deslumbrante bajo un cielo celeste y luminoso que compite con las azules aguas del océano.
Sin desmerecer todo lo que rodea al caminante.
Brisa tenue, olor a
mar y sol radiante es lo que siente
quien por aquí camina viendo en la lontananza poblaciones y montañas cercanas.
La vista y todos los
sentidos se recrean oteando la media luna de La Playa de Anguieira cuya arena
besan las olas.
Y en donde desagua sin prisa pero sin pausa La Laguna de Vixán, de agua dulce, que durante el invierno acoge gran variedad de aves acuáticas.
Va alejándose el
caminante de la costa, inicialmente, por un sendero tapizado de hierba.
Para después seguir la
estela de un muro de piedra que nos lleva por Los Campos de Amendo a un paraje
desde donde se puede contemplar la laguna y la costa.
Siguiendo el sendero
desembocamos en El Arroyo de Amendo. En una de sus orillas nos acoge El Molino
de Inasia, actualmente restaurado.
Muy cerquita visitamos
también otro molino, éste, anónimo.
Continuamos teniendo
vistas sobre La Laguna de Amendo, como también se llama, y las tierras de
alrededor.
Vamos cerrando el círculo
pasando por lugares habitados, observando los hórreos típicos de esta zona de
Galicia y asombrándonos con la belleza de la flor de la chumbera.
No dejamos atrás La
Capilla Da Nosa Señora da Guía construida en Época Medieval por monjes
mendicantes, en pleno Camino a Santiago desde El Barbanza, “A Orixe”.
Nos vamos aproximando de nuevo a la costa y lo hacemos cruzando El Arroyo de Listres por un puente y pasarela de madera. En sus aguas se refresca una familia de patos.
Nos recibe La Playa de Areeiros
tendida al sol de mediodía.
El senderista camina
paralelo a ella por una providencial pasarela de madera que de vez en cuando
nos facilita el pisar la blanca arena.
Hay habilitada una senda
que permite ir siempre sobre la arena de las Playas Do Castro y Da Tasca.
Nosotros intercambiábamos de vez en cuando con la pasarela, sobre todo por la
rapidez al caminar.
Dando así por finalizada
una ruta preciosa con sabor a mar y a sal.
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