martes, 26 de marzo de 2019

Ponte Ledesma, Río Ulla, Cascadas Y Molinos

Las aguas del Río Ulla van a estar muy presentes a lo largo de esta caminata. 
Que comenzamos al pie del puente sobre sus aguas en Ponte Ledesma
De posible origen romano posee nueve arcos de sillería que le otorgan gran majestuosidad.
A su vera visitamos las llamadas Islas de Gres.
Están interconectadas con pasarelas o pasos sobre las aguas para ir de unas a otras y pasear por sus bien cuidados espacios. 
Desde ellas accedemos a la otra orilla del Ulla. Lo hacemos con ayuda de estas poldras. 
Y ya nos lanzamos a disfrutar de lleno de una ruta que es un verdadero festín para los sentidos. 
Subiendo, bajando o caminando entre prados.
A veces la senda es estrecha pero el caminar es fácil auxiliados a veces por pasarelas de madera al efecto. 
Hay veces en que vamos muy pegaditos al rumor líquido que se desliza a nuestro lado. 
No falta el bosque de estilizados elementos decorados sus troncos de traviesas enredaderas.   
Y en donde nuestros pies se entretienen jugando con la seca hojarasca de su suelo.
Fantástico el momento en que El Ulla, risueño, juega con las piedras de su lecho. 
Escuchamos su sinfonía y simplemente nos dejamos arrullar por el río y los tibios rayos de sol.
Que con su luz propician un paisaje colorido en donde el azul y el verde predominan. 
Nos gustó encontrarnos con O Muiño do Cereixo de muelas otrora movidas por el Ulla.  
Y tomamos algún descansito en las diferentes áreas recreativas del recorrido.
Deteneos algún instante a observar las diferentes islas que van surgiendo en el lecho del río y entre las que se desliza  sonoro y azulado. 
Y si estáis atentos divisaréis allá en la lontananza los viaductos del ferrocarril sobre El Ulla.
Lo que no os podéis perder son las cascadas. La primera La Cascada de Donas
Formada por un pequeño afluente del Ulla, sus gotas cayendo en suspensión estilizada, amenizan el entorno. 
La segunda, La Cascada de Codeso, formada en el curso de un afluente del Río Pontillón que da dos grandes saltos para unirse a él. 
Para llegar hasta ella lo hacemos a través de una levada en donde descansa el silencioso Molino de Caldelas
En su entorno un bonito puente de madera nos conduce hasta este coqueto molino que sobrevive al paso del tiempo.
Al igual que su compañero El Molino de Engas algo más alejado. 
Aún nos queda la tercera cascada, La del Río Pontillón, que encontramos agazapada entre grandes pedruscos del relieve.  
Y acompañada, cómo no, por la fantasmal figura de un  molino casi imperceptible en la jungla que lo rodea.
Y con las imágenes de todo lo allí vivido Los Senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas regresamos a casa con el alma llena de las mejores sensaciones.