Y ya estamos con nuestra 10ª Etapa del Camino Portugués a Santiago por La Costa.
Comenzamos en Matamá muy cerca de La Capilla de San Mauro, abogoso de las problemas reumáticos y de huesos.
Nos adentramos en el parque bajo sus altos y estilizados árboles y tomamos contacto con El Río Lagares que por aquí discurre antes de entregar sus aguas al Océano Atlántico.
En algún momento cruzamos el río, en donde nadan los patos, y lo hacemos por puentes de madera.
O por puentes en que la piedra es el material empleado.
El peregrino camina sobre la bulliciosa Calle Urzaiz contemplando la arquitectura de la zona y diferentes elementos ornamentales.
A lo largo del camino nos topamos con diferentes muestras del buen hacer de los grafiteros o de artistas de murales gráficos.
No faltan las fuentes en diferentes partes del recorrido.
Y, estando en El Camino a Santiago, abundan las cruces, flechas amarillas y las conchas de peregrino.
En el popular Barrio del Calvario nos llamó la atención La Iglesia De Los Picos, también llamada de La Inmaculada, por sus triángulos que se elevan hacia el cielo. El material más utilizado es la piedra, aunque también vemos celosías de vidrio y plástico.
Y algo más adelante nos maravilla, como siempre, la silueta inconfundible de Las Islas Cíes en La Bocana de La Ría de Vigo.Y como quién no quiere la cosa nos adentramos en La Senda del Agua de gran atractivo para el visitante con diferentes especies vegetales y la presencia cantarina del líquido elemento en algún momento incluso en forma de cascada como la ofrecida por El Rego Fondón que por allí se desliza.
Acompañada de fuentes, algún molino y diferentes elementos decorativos que hacen este tramo muy agradable para el peregrino.
Momentos hay para contemplar de nuevo y más de cerca la majestuosidad del Puente de Rande.Continúa el peregrino su periplo conociendo El Pazo de Torrecedeira del S. XVII, cerca ya de La Iglesia de San Andrés de Cedeira construida en el S. XVIII en Estilo Barroco.
En cuyas inmediaciones contemplamos varias almiñas, fuentes, lavaderos y otros elementos simpáticos que animan la etapa.
Para arribar finalmente al Albergue de Peregrinos situado en la llamada Casa de La Torre, del S. XVI también fundada por Los Prego de Montaos.
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