domingo, 12 de junio de 2022

Camino Portugués A Santiago Por La Costa 7ª Etapa: De A Pasaxe Hasta Santa María De Oia

Y en seguida llega la 7ª Etapa sobre El Camino Portugués a Santiago Por La Costa que iniciamos en A Pasaxe, Concello de Oia.

Inicialmente caminamos sobre una senda bien cuidada que nos lleva bordeando la orilla del Miño.  

Mostrándonos la variada vegetación del lugar.  

Intercalando algún área recreativa. 

Y pequeñas calas y playas que invitan a un chapuzón.

El peregrino camina a veces sobre una pasarela de madera desde la que se avista la silueta del Fuerte de A Ínsua allí en medio de las aguas del Océano Atlántico

Situado en un islote rocoso se remonta a La Guerra de la Restauración. Construido para reforzar la línea defensiva portuguesa levantada para contener los ataques de La Armada Española, fue declarado Monumento Nacional en 1910.   

Junto a la desembocadura del Miño,  Xosé Cabaleiro, con pintura ecológica, realizó una intervención en los árboles de la zona recreando los petroglifos del Monte Santa Trega. Por lo que apreciamos trisqueles, laberintos, espirales, nudos de Salomón, discos solares… 

Poco después lo que predomina es la omnipresencia del mar que, con el día algo revuelto,  nos ofrece un grandioso espectáculo.  

No paséis por alto Las Salinas Rupestres, ni Las Salinas do Seixalun gran complejo de explotación de sal marina del Imperio Romano que nos da una idea de la importancia que la sal tenía ya desde esa época pues la usaban para condimentar las comidas, y para conservar el pescado.  

 Al poco la franja multicolor de los edificios de A Guarda se divisa en el horizonte.

Admiramos El Monumento al Marinero, obra en piedra de José Antúñez Pousa, que homenajea a las personas que trabajan en el mar. 

También La Estatua al Marinero Desaparecido de Magín Picallo Durán elaborada en granito. 

Continuamos camino observando un tendal de peces a secar y coloridos murales en el puerto sin olvidarnos de echar la vista atrás para contemplar El Monte Santa Tecla en la lejanía.

Pasamos delante del Museo del Mar situado en una antigua fortaleza reconstruida en 1997. 

Continuamos muy pegados a la costa en donde, si la marea lo permite, podremos observar algunas cetáreas, que mantenían fresco el marisco hasta su comercialización. 

No faltan las áreas recreativas desde donde poder disfrutar del agua salada que sigue obsequiándonos con su show.

Tampoco los lavaderos, verdaderas redes sociales de hace no mucho tiempo, ni los mojones señalando los km que nos restan hasta nuestro objetivo. 

El camino va serpeando, a veces entre muros de piedra, dibujando la silueta de la recortada costa.  

Vamos ascendiendo hacia la PO 552 y nuevas áreas recreativas, acondicionadas para el peregrino, nos salen al paso ofreciendo al mismo tiempo magníficos miradores sobre el océano. 

Camina el viandante acompañado de diversos elementos vegetales y con momentos maravillosos sobre el salado elemento.

Al poco nos vemos ante La Ermita de San Sebastián reedificada en torno a 1.770 y restaurada a finales del S. XX. A su lado mira al mar un pétreo cruceiro. 

 Muy cerquita nos refrescamos en una oportuna fuente.

Y descubrimos un solitario molino.  

Y ya nos adentramos en Oia por cuyas calles deambulamos deteniendo nuestra vista en algún elemento arquitectónico.

Antes de admirar el fabuloso Monasterio de Santa María. Comenzó a construirse a mediados del S. XII. Formó parte de La Orden del Císter y cuenta con elementos románicos, góticos y barrocos, fruto de las reformas que sufrió hasta finales del S. XVIII.  

Poniendo fin aquí a nuestra 7ª  Etapa del Camino.    


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