lunes, 21 de marzo de 2022

De Monção A Valença Do Minho, Portugal, Por Ecovía

La Torre de Lapela vuelve a ser protagonista en una de nuestras caminatas. 

Que comenzamos en La Plaza da República de Monção, Portugal. Recientemente renovada en ella encontramos diversos elementos decorativos.

A pocos metros se encuentra La Iglesia da Misericordia del S. XVI con elementos manieristas y barrocos. Su estructura combina granito con paredes encaladas.

Deambulamos por callejuelas estrechas con casas de piedra. Nos llamó la atención un bonito Arco con farol, ventana y blasón, en la Rúa Direita

Muy cerca de La Iglesia Matriz de Monção. Erigida a comienzos del S. XIV conjunta Estilos Manuelino, Gótico, Barroco y Manierista con Pórtico Románico. Considerada Bien de Interés Público, presenta nave única con estrechas ventanas y decoración sencilla de tipo popular. 
A pocos pasos nos recibe La Plaza de Deus La Deu erigida en nombre de la legendaria heroína portuguesa del S. XIV que habría ayudado a la ciudad a liberarse del asedio del ejército español.  

A su vera, en la rotonda, y rodeada de pétreos edificios, nos espera la Fuente del S. XIX en honor a la figura mitológica de Danaida con el tamiz en la mano.
Escuchamos rumor de agua. Nos acercamos. Es El Río Miño que por allí discurre, dejándonos bonitas estampas acompañadas de la estatua homenaje a Deus La Deu Martins

Y es que nos hallamos en el emplazamiento del recinto fortificado de Monção por cuyas murallas no dudamos en darnos un garbeo siempre con el ojo puesto en el Miño.

Constituido  por 12 baluartes de distintas dimensiones, algunos de ellos disponen de garitas en las esquinas que hacen las delicias de los paseantes.

Quedan también 3 puertas de las 5 iniciales. Nosotros nos deslizamos sigilosamente bajo la impresionante Puerta de Salvatierra.

Para encontrarnos ya en plena ecovía que nos va llevando siempre acompañando el discurrir del Miño. En la orilla española, Salvatierra nos saluda con entusiasmo mostrándonos parte de sus encantos. 

La incipiente Primavera muestra la floración de la flora al tiempo que nos acercamos al Puente Internacional. Inaugurado en 1995 potencia el intercambio de todo tipo entre las  localidades vecinas. 

El caminante continúa desgranando el paso del tiempo entre muros de piedra, casas ruinosas y regatos cantarines. 

Alguna que otra congostra también es testigo de nuestro caminar.  

Para introducirnos en un tramo con viñedos y fincas cultivadas o a la espera de serlo. 

El Río Miño, cuya mancha líquida y azul, es visible desde distintos lugares, sigue poniendo la banda sonora de la ruta.

Momentos hay en que el senderista marcha escoltado por pétreas paredes en donde alguien ha colocado elementos decorativos que sin duda animan el paraje. 

 Como también lo hace el puente metálico sobre El Río Gadanha que aquí entrega sus aguas al Miño.   

 Poco antes de una pequeña Área Recreativa que se regocija con nuestra presencia. 

De súpeto surge ante nosotros la figura de La Torre de Lapela, aunque un poco distante.  

Dirigimos nuestros pasos hacia ella. Por el camino ojeamos elementos como algún cruceiro, un reloj de sol, casas de piedra, y otros que captan nuestra atención.

Y henos aquí delante de La Torre de Lapela. Monumento Nacional desde 1910 es la Torre de Homenaje de lo que en tiempos fue un castillo construido para defender el paso poco profundo del Miño en este paraje.  

Se encuentra totalmente rehabilitada con 35 m  de altura. Aunque hay dudas sobre la época de su construcción se cree que tuvo lugar en El Reinado de Don Dinís. Y ahí está, impertérrita, viendo pasar el tiempo en compañía de viejos hórreos.  

A muy pocos pasos de una zona de descanso en donde, la frescura del Miño nos es totalmente accesible.

Al igual que la Iglesia de paredes blancas y tejados rojos, del lugar.   

Sigue el caminante su periplo que le lleva por entre lavaderos, molinos, hórreos, y la compañía de la flora del lugar, con la imagen de la torre en la lejanía.

No os perdáis la majestuosidad del Portal do Crasto, Barroco, construido en granito de grandes dimensiones. Impresiona su señorial Escudo

A pocos pasos de donde un puente metálico nos permite salvar, desde las alturas, las turbulentas aguas del Río Manco antes de unirse al Miño, del que es afluente. 

Poco después nos vamos encontrando con los edificios de las antiguas estaciones de Friestas, Verdoejo  y Ganfei, ahora en desuso, pero mostrando una elegancia atemporal que nos atrae. 

La Primavera se nota en el ambiente y va engalanando la variada flora y las fincas del lugar. 

El caminante recrea la mirada en todo lo que se ofrece a su alrededor. Incluso la ciudad de Tui y El Monasterio de Ganfei, se unen al espectáculo. 
Ofrecido por todo lo visto, saboreado y oído en esta bonita ruta que nos lleva hasta Valença Do Minho.

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