En esta ocasión nos fuimos a recorrer la costa portuguesa desde Afife hasta Caminha.
Nos adentramos por un
verde sendero de variados elementos vegetales.
Y enseguida nos
encontramos ante la fina arena de La Playa de Afife que no dudamos en pisar.
Desde allí caminamos
sobre pasadizos de madera que cruzan, sin dañar, las dunas sobre las que se
asientan.
Y desde los que podíamos
contemplar el espectáculo de las olas que a veces atisbábamos entre las
rocas.
De repente la pétrea
figura del “Forte do Cão”, izado sobre las rocas del acantilado, surge en la lejanía.
No dudamos en acercarnos
y admirar este pequeña fortaleza defensiva construida por Don Pedro II en el S.
XVII. Clasificado como Inmueble de Interés Público en 1967, presenta planta con
forma de estrella con cuatro baluartes.
Su emplazamiento
constituye una bonita atalaya sobre la costa y, en la lejanía el senderista va
percibiendo, entre la bruma, la silueta de Vila Praia de Âncora.
Nuevas pasarelas de
madera conducen seguro al caminante preservando el ambiente.
El paisaje nos muestra
ahora El Atlántico besando La Playa da Forte do Cão cada vez más
cerca.
De Vila Praia de Âncora a
la que entramos por un tramo común con El Camino Portugués a Santiago por La
Costa. En un bonito paraje con las aguas del Río Áncora deslizándose suavemente
hacia el mar.
Caminamos tranquilamente
por El Paseo que bordea La Playa da Duna do Caldeirão, disfrutando del día y de
los elementos decorativos del entorno.
Nos detenemos en O Forte
da Lagarteira del S. XVII construido durante el reinado de Don Pedro II, para
defender la costa de los ataques de piratas. Fijaos en el escudo con las armas
reales en su recia puerta.
Antes de proseguir de
nuevo por el mismo trayecto que recorren los peregrinos de camino hacia
Compostela. Seguimos teniendo el mar como constante compañero.
Al poco arribamos al
bucólico paraje en donde se encuentra La Capilla de San Isidoro.
En la orilla opuesta
distinguimos la silueta inconfundible del Monte Tecla vigilando a los
caminantes.
En el borde del camino
alguien, con rocas de la costa, ha improvisado un rústico altar mariano.
Mientras, en medio de la
inmensidad salada del océano, El Fuerte da Ínsua, continúa impertérrito a lo
largo de los tiempos. Situado en un islote rocoso se remonta a La Guerra de la
Restauración. Construido para reforzar la línea defensiva levantada para
contener los ataques de La Armada Española, fue declarado Monumento Nacional en
1910.
Antiguos molinos de
viento cercanos a La Playa de Moledo lo contemplan admirados.
Pocos metros antes de A
Mata do Camarido, una amplia mancha forestal al borde del mar. Predomina el
pino atlántico pero crecen otras especies como alcornoques y sobretodo
laureles.
En ella se ubica La
Capilla de Nossa Senhora do Bom Sucesso, justo antes de La Foz do Miño en donde
coloridas barcas reposaban de su labor.
Y ya solo nos resta
dejarnos llevar por las calles de Caminha con sus capillas, fuentes,
esculturas,…
Y regocijarnos admirando
de nuevo su casco viejo con La Torre del Reloj, Los Edificios del Concello, El
Chafariz y otras maravillas de las ya que os hemos hablado anteriormente en Esta Entrada Del Blog.
Y que contribuyen a
enriquecer esta ya de por sí preciosa ruta.
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