domingo, 20 de febrero de 2022

Trilhos De Portocarreiro, Vila Boa De Quires, Portugal

 Tantos años queriendo contemplar “As Obras Do Fidalgo” y por fin pudimos realizar nuestro deseo. 

Para ello nos desplazamos hasta la Freguesia de Vila Boa de Quires e Maureles, Marco de Canaveses, Portugal, para recorrer la ruta “Trilhos de PortoCarreiro”, PR8 MCN que iniciamos en los aledaños de La Iglesia de Santo André.  

Construida en el S. XIII en Estilo Románico, formó parte de un conjunto monástico  perteneciente a la Orden Benedictina. Presenta planta longitudinal compuesta por nave y capilla mayor rectangular abovedada con torre cuadrangular adosada más tarde.

En la Fachada Principal vemos arquivoltas adornadas con cabezas de bóvidos y capiteles decorados con motivos vegetales.  

En la Fachada Lateral, subiendo cuatro escalones, admiramos una portada encuadrada por arquivoltas y decoración con cabeza de bóvido y una leona. Capiteles decorados con motivos vegetales, cuadrúpedos e incluso un pez, símbolo primitivo cristiano.

No dudéis en echar una mirada hacia arriba y admirar su variados canecillos.

Para continuar camino por senderos en donde apreciamos la variedad de tonos y frutos que nos ofrece La Madre Naturaleza.

Y que nos conducen hasta nuestro preciado objeto de deseo: "As Obras do Fidalgo". Una construcción inconclusa, cuya fachada de mediados del S. XVIII muestra una extravagante fusión de Barroco y Rococó

Recargada de volutas ornamentales y motivos vegetales al tiempo que cada ventana tiene un frontón real.  

Una verdadera maravilla arquitectónica, envuelta en misterio, cuyo dueño, el terrateniente António de Vasconcelos Carvalho e Menezes nunca vio concluida. 

Dejando atrás este delirio de grandeza el caminante se interna por parajes con motivos vegetales variados en donde tanto te encuentras un frondoso robledal, un camino entre viñedos, una senda con olor a pino, como nuevos cultivos como el kiwi. 

Al poco visitamos La "Sepultura dos Quatro Irmãos" en un emplazamiento casi escondido  cuyas cercanías están adornadas por una Cruz de Piedra y una Almiña. 

Prosigue el senderista sumergiéndose en caminos tranquilos, tropezándose con una fuente aquí, una congostra allá, una fuente con escaleras, campos de pastoreo, vegetación exhuberante,… 

Y, de repente, la mancha azulada del Río Támega, retorciéndose entre los montes que lo circundan, surge ante el caminante llena de belleza y frescura.

Un paso estrecho pone a prueba la pericia de los senderistas, que lo superan sin esfuerzo. 

Para ser recibidos por una pasarela de madera que permite pasar fácilmente sobre las aguas de “A Ribeira de Castro”.

Que a su paso va formando pequeñas cascadas que con su sonido alegran las ahora tristes siluetas de los ruinosos molinos que por allí campan. 

Una maravilla verse allí sumergido con tantos elementos conectando con nuestro interior más profundo intentando absorber toda la energía que de allí emanaba.

Otras pasarelas de madera y una cadena de gruesos eslabones contribuyen al ambiente de misterio del lugar.  

Tras unos cuantos pasos entre ambiente rural y muros de piedra, vamos acercándonos a Maureles en cuyas calles encontramos varias cruces y almiñas esparcidas aquí y allá…

Antes y después de La Iglesia de Santa María, elegante, pétrea y blanca. 

 Y volvemos de nuevo a sumergirnos en caminos rurales entre fincas cultivadas y vestigios de mejores épocas pasadas.  

No falta El Pelourinho de Portocarreiro, símbolo de la autonomía de este extinto concello. 

 Curiosamente muy cerca de A Capela da Senhora do Pilar situada en lo que parecía el espacio de una Antigua Eira.

La ruta nos lleva después, por entre frondosos árboles, hacia lugares en donde descansan antiguos molinos, pozos y minas, ahora en desuso. 

 Y finalmente de vuelta a donde comenzó toda esta aventura.  


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