lunes, 1 de marzo de 2021

Al Banco De A Caritaina Por El "Roteiro Polo Patrimonio De Ponte Sampaio"

 ¡El otro día nos acercamos a ver las vistas desde El Banco de A Caritaina

Para ello comenzamos nuestra caminata cerca de La Playa Fluvial de Ponte Sampaio, para, inicialmente, seguir los pasos que nos llevan por el “Roteiro polo Patrimonio de Ponte Sampaio”. 

Allí tomamos contacto con las dulces aguas que se deslizaban plácidamente bajo los ojos del Puente Medieval, escenario de la última batalla en Galicia contra el ejército de Napoleón, durante La Guerra de Independencia

Construido sobre una antigua cimentación romana, El Puente de Ponte Sampaio, con sus 144 m salva las aguas del Río Verdugo gracias a sus diez arcos apuntados y a los robustos tajamares que luchan con las corrientes.


Un sobrio hórreo, una ladeada farola y dormidas barcas al sol son testigos de nuestro caminar.

Que nos lleva siguiendo las huellas dejadas por millares de peregrinos por El Camino Portugués a Santiago. Hórreos, cruceiros, lavaderos y algún duende sienten envidia y se unen a nosotros. 

Frondosos árboles, riachuelos y muros musgosos componen el bucólico escenario.

Que nos conduce hasta el bullicio de las aguas del Río Ulló deslizándose bajo un moderno puente de hierro.

Siguiendo el murmullo del agua, encontramos una pequeña área recreativa, y a un paso unos silenciosos molinos, abandonados a su suerte a la vera del Ulló, espléndido, azul y lleno de rugiente vigor.

Preciosa la senda que pisamos a continuación con el Ulló, desbocado, mostrando orgulloso su belleza y esplendor donados por las últimas lluvias. 

Pasamos por Vilar con su Cruceiro, solitario en la encrucijada.

Sabemos que nuestro objetivo está cerca. Los nervios se apoderan de nosotros mientras caminamos bajo el cielo azul.  

¡Y por fin lo vemos ahí, delante de nosotros, el banco, con su color rosa destacando en el paisaje!

Llegamos hasta él, nos sentamos y contemplamos las vistas tranquilamente, disfrutando de todo lo que La Madre Naturaleza nos brinda en este rincón de nuestra maravillosa Galicia

Incluso nos encaramamos a las providenciales rocas del entorno para no perder ni un ápice del espectáculo de tierra, mar y aire. 

Nos deslizamos por el lugar de O Rañadoiro en donde nos llamó la atención El Cristo da Bica de 1847, por su policromía, y ya en la salida El Canastro De Proumalla, lo que queda de la estructura de un primitivo “celeiro”.  

Así como “O Paredón”, una conducción de agua procedente de Portavedro, en las cercanías de La Sierra da Fracha de unos 100 m de largo aproximadamente.

Al poco nos vemos delante de Los Pozos de Corneda. En sus aguas, calmadas y reposadas, blancas flores silvestres ofrecen su aroma y su color al caminante. 

Que se deja llevar por senderos empedrados, a veces algo encharcados, pero siempre llenos de belleza.

La masa arbórea que nos rodea contribuye al encanto de la ruta. 

El rumor de las aguas del Regato Dos Muiños, en un misterioso paraje, nos acompaña en la visita a Los Molinos de Acebedo. Todos con una imponente presencia en su ahora tranquila vida. Destacamos el molino de cubo y las dos preciosas pontellas sobre el líquido elemento.

Emociona pensar que estamos realizando el mismo recorrido que antaño lo hacían nuestros mayores para llegar hasta allí, moler el grano y obtener la preciada harina. 

Bebemos en las fuentes que ellos lo hicieron y pasamos la vista y el recuerdo por las conversaciones dejadas en las piedras de los lavaderos y hórreos.

Y supimos de su devoción religiosa en La Capilla de San José, de curiosa inscripción sobre el dintel de su puerta, y en las cruces de piedra del camino, alguna, como La Cruz de O Forniño, dibujada por la ágil mano de nuestro polifacético Castelao.


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