A Capela do Senhor da
Pedra al pie mismo del Atlántico es el objetivo de una nueva caminata de Los Senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas por
tierras de Portugal.
Comenzamos en La Playa de
Salgueiros de Vilanova de Gaia en donde somos recibidos por sombrillas cuya
estructura de paja nos lleva a pensar en países más lejanos.
Allí mismo pisaremos
ya sobre los pasadizos de madera que serán nuestros compañeros durante toda la
jornada.
La mañana se presenta tranquila, fresca y azulada como azul es el telón de fondo del paisaje.
Extensos y apacibles
arenales se expanden ante el caminante llenándonos la vista, el oído y el alma.
Sobre las tablas el caminar es seguro y siempre al borde
del mar con lo que el corazón se llena de entusiasmo, serenidad y energía para
largo tiempo.
Veces hay en que podemos
acercarnos a tocar el fresco rumor de las olas, sinfonía sonora de la caminata.
Animada por la variada
paleta de las cañas y florecillas que por allí crecen.
La belleza azulada, ocre
y verde de sal, arena, mar, vegetación y brisa invita al caminante a un tiempo
de contemplación y abrazo a tal manifestación de la naturaleza.
Oportunas escaleras y
pasarelas permiten el acceso a las playas y la cercanía a la inmensidad salada.
Los pasos de los
caminantes suenan cadenciosos entre las tablas y la arenilla de la senda.
Que va serpeando por la salada
y arenosa costa cual culebrilla traviesa jugando con el paseante que encantado
acepta el reto de seguirla.
El paisaje es dunar y pleno de belleza. Animado por la caricia leve del viento,
el aleteo desconfiado de las gaviotas y el abrupto choque de las aguas sobre
las rocas.
Poco a poco nos hemos
ido acercando a nuestro objetivo y, entre la bruma, la silueta blanca de la capilla
altanera sobre su promontorio surge ante el visitante.
A Capela Do Senhor Da
Pedra en un emplazamiento espectacular allí sobre las rocas teniendo como límites
la arena de la playa y las aguas del Atlántico.
Un templo de forma
hexagonal cuya construcción se remonta entre los S. XVII y XVIII aunque se cree
que en ese montículo ya habría ritos paganos desde más atrás.
Un lugar mágico ligado a
miles de leyendas y que con marea alta queda totalmente rodeado por las aguas
del Atlántico que baten con fuerza contra las rocas de su base.
Colofón de un maravilloso paseo con el sosiego de la arena, la melodía del
mar en su lucha con la orilla, la ensoñación sin tiempo y siglos de recuerdos y
misterios.
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