La ruta que traemos hoy
hasta El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas transcurre por tierras del Norte de
España.
Concretamente nos
acercamos hasta El Monumento Natural Del Monte Santiago que desde el primer
momento atrae la atención del caminante.
Y lo hace sumergiéndonos
en la frondosidad de sus bosques que nos obsequian con una gran variedad de
especies.
Cuando estéis allí mirad
para lo alto de los grandes ejemplares.
Pero no olvidéis dirigir
la mirada al suelo de cuando en cuando para descubrir el colorido de las
florecillas alegrándolo todo.
El caminar es ameno y hay
muchos momentos en que las nubes de algodón salpicando el azul intenso del
cielo juegan a dibujar siluetas delante del senderista.
La ruta que seguimos nos
lleva directos hasta El Mirador Esquina Rubén.
Un balcón desde donde
contemplar la belleza y espectacularidad del lugar en donde nos encontramos.
Seguimos caminando a
través de un estrecho sendero rodeados por la flora del lugar.
De repente nos adentramos
en un precioso hayedo de ramas retorcidas.
Es una auténtica
maravilla poder deslizarnos bajo sus ramas y pisar las sonoras alfombras que el
otoño teje para nosotros.
El caminante recorre
ahora La Ruta del Cortado, llamada así porque va en paralelo con los cortados o
acantilados calizos de La Sierra Salvada.
Vamos pegaditos al abismo,
contemplando a vista de pájaro El Valle de Ayala.
Los paleoacantilados, o
cortados que se ofrecen ante nosotros constituyen un paisaje peculiar y
diferente a todos los que habíamos contemplado hasta ahora.
Es como estar en un
anfiteatro admirando el espectáculo representado por la propia Madre
Naturaleza.
Al mismo tiempo que
pisamos las losas rugosas del camino formando, junto con las hojas secas, un tapiz de color en cada rincón.
Si llegamos a este paraje
cuando haya llovido pocas horas antes contemplaremos El Salto del Nervión. Pero
no siempre está ahí. Nosotros, no tuvimos suerte y desde su mirador solo
pudimos ver el seco lugar en donde se produce ese impresionante fenómeno.
El caminante tendrá ocasión
de reconocer las loberas, antiguas trampas para cazar lobos mediante muros de piedra con forma de
embudo y que confluían en un foso.
Son dos, una antes y otra
después de la cascada. Sin duda os conmoverán sus muros de piedra al imaginar
la lucha que en ellos se libró.
Y también las representaciones
de los lobos y de los campesinos azuzándolos hacia su final.
No dejéis de fijaros en
las charcas de preservación de los anfibios de esta zona tan peculiar.
No faltan las
reminiscencias religiosas con las ruinas del Monasterio de Langreriz del S. XI
que nos sumergen en la espiritualidad de tiempos remotos.
El agua también marca
presencia. Os gustará el enclave en donde se encuentra La Fuente de Santiago
con una serie de cuevas, lagunas y laberintos acuáticos en donde el agua aparece y
desaparece ante nuestros ojos pasmados.
Como veis, una ruta singular
verdadera joya para el senderista, buscador de sueños, por la belleza y espectacularidad de sus
parajes.
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