El agua, ese elemento
imprescindible para la vida, es una de las protagonistas de la caminata que os
dejamos hoy en El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas.
Hacía tiempo que no
llovía y El Río Tamuxe que discurre por estos parajes, no estaba en su mejor
momento, pero aún así el paisaje nos encantó.
Comenzamos en una orilla
y para pasar a la opuesta lo hacemos por un original puente de madera sobre las
rugientes aguas del Tamuxe.
Tanto si elevas la vista
como si ves hacia abajo el vertiginoso y ruidoso descenso de las aguas te
hipnotiza y atrapa.
Claro que también hay
momentos serenos del agua formando refrescantes pozas que bien invitan a un
bañito.
Podrás caminar
tranquilamente contemplando el discurrir húmedo y cantarín a tu lado.
Os encontraréis bancos de
madera y dos molinos solitarios esperando la llegada del molinero que los ponga
a funcionar.
El Tamuxe, también llamado Río Carballas es afluente del Miño y aquí baja encajonado
formando cascadas y pozas para delicia de
todos los que por allí se acercan.
Dejamos el área
recreativa en que todo eso se encuentra y seguimos nuestro paseo a través de un
frondoso pinar.
El río será nuestro
compañero de fatigas ya sea por su cauce natural o por alguna levada construida
por la mano del hombre.
Y en donde nos
sorprenderá la singular silueta de los ejemplares arbóreos que la rodean.
Nos vamos acercando así
hasta otra de las maravillas de la ruta: Las Pozas de A Bugalleira.
Cuando las visitamos esta
vez, después de la sequía veraniega, todavía no llevaban mucha agua. Mirad cómo
las encontramos en otra ocasión.
Continuamos la caminata
siempre con el Tamuxe presente. Nos muestra ahora una de las facetas por las
que es más conocido: Las Pozas y Cascadas de Loureza.
La verdad es que nunca
nos cansamos de admirar esta obra de La Madre Naturaleza.
Mientras, los pinos de
las tierras cercanas dibujan sobre ellas bonitas imágenes.
Y los senderistas retornan
a casa con el alma llena de vida.
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