martes, 9 de octubre de 2018

Moinhos De Parada, Poço Da Gola Y Penedo Do Encanto, Lindoso, Portugal

En el comienzo de esta caminata conoceremos la ruta “Moinhos de Parada” ya que es por ese lugar cerca de Lindoso, Portugal por donde transcurre.
Ya en el inicio nos adentramos en un frondoso bosque con un buen cuidado sendero.
Aunque hay momentos en que el senderista percibe las secuelas de la pertinaz sequía de este verano.
Sobre todo en las mermadas aguas del Río Lima que estos días discurre encajonado y silencioso aunque no falto de belleza serpeante.
Hay diversos miradores naturales y, oteando el horizonte, además del río y las montañas,  descubrimos pueblos lejanos y cultivos escalonados en los clásicos socalcos de estas tierras.
También veremos muestras de otras actividades realizadas por estos parajes como el pastoreo y los refugios utilizados por pastores en sus labores.
Y rincones que invitan al descanso.
Nos vamos acercando a terrenos más húmedos y el arbolado va cambiando.
 Avistamos los primeros molinos, algunos en ruinas, pero el paraje es realmente encantador.
El momento culminante del paseo tiene un escenario realmente de cuento. Con montaña rocosa, regato, viejo molino y puentecillo de madera.
El caminante se siente en la piel del mismísimo Indiana Jones por estos parajes.
Con amenazantes gárgolas de piedra escudriñando nuestro pasar.
El encanto del lugar se acrecienta con una laguna que invita a un refrescante chapuzón. 
Laguna que, junto con la cascada que en épocas lluviosas por allí se desliza, recibe el nombre de “Poço da Gola”. 
Nosotros la encontramos casi un hilillo de agua, pero el entorno nos ayudó a imaginarla en plena efervescencia de aguas cayendo y brillantes gotas salpicando al caminante. 
Continuamos nuestro periplo con una ligera subidita que aconseja tomarse la cosa con calma. 
No os extrañe encontraros con las vacas de cuernos largos habituales por estos pagos.
Y si os fijáis en el suelo empedrado que pisamos veréis las nítidas huellas de las ruedas de los carros que por aquí pasaron veces y veces. 
Las mariolas, conjuntos de piedras apiladas, adornan la senda y nos señalan la dirección a seguir.
Estamos ahora en plena montaña y en la vegetación baja que nos acompaña van apareciendo pinceladas de otoño acá y allá.
Momentos habrá en que cruzaremos pequeños hilos de agua que alegran el camino.
No faltan espectaculares pontones de piedra facilitando el paso ligero de una a otra orilla.
En ocasiones caminaremos a través de senderos en los que los muros revestidos de musgo son los protagonistas del paisaje.
Nos acercaremos a admirar “O Penedo do Encanto” que contiene una serie de petroglifos datados en La Edad de Bronce, testimoniando la presencia temprana de La Humanidad en el Valle del Río Lima.
De significado todavía incógnito, lo encontraréis en un bonito entorno.
La ruta termina caminando a través de Parada. Saciad vuestra sed en sus fuentes. 
Deteneos a contemplar los pétreos Edificios del Tribunal, La Antigua Prisión y Los Pazos del Antigo Concelho de Lindoso.
Y no paséis por alto las diferentes Eiras, o agrupaciones de hórreos construídos entre los S.  XVIII y XIX perfectamente conservados, que os salen al paso.
La transparencia del agua, el sosiego y la calma que se respiran, harán buena mella en el ánimo del caminante.
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