El Río
Ribadil es un afluente del Río Miño que a lo largo de su cauce nos ofrece
maravillas como esta cascada y Pozo do Inferno.
Los
senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas tomamos un primer contacto
con él en La Playa Fluvial de Mandelos en Crecente.
Ya
desde el principio nos enamora.
El
sendero sobre el que caminamos está habitado por numerosos molinos que nos
salen al paso en diferentes estados de conservación.
La ruta
está cuidada y en ella abunda la vegetación propia de ribera. Nos llamaron la
atención ejemplares de helechos gigantes y elegantes.
A lo
largo de la senda son numerosos los rápidos y saltos de agua que inundan todo
con su alegría y líquida sonoridad.
El
cauce del río sube y baja y para facilitar el caminar se han acondicionado
pasarelas y escaleras de madera.
Aunque
nunca dejamos de estar cerca del río, sus rápidos y sus cascadas.
La
belleza a nuestro alrededor es palpable…
Contribuyen a ello el musgo en las paredes de los molinos y las hiedras en los árboles.
No dejéis
de visitar El Puente de O Couto o Puente de Noceifas.
Hay quien
lo cataloga como romano pero eso no etá demostrado. Consta de un solo arco y es
ligeramente apuntado.
Es aquí
en donde cambiamos de orilla del río procediendo ahora a su descenso. Y lo
hacemos inicialmente por una levada.
Para
continuar cercados de belleza con el río en su máximo esplendor.
La
verdad es que la senda en esta orilla es más salvaje y silvestre que en la de
inicio.
El ánimo
del caminante nunca decae. A la belleza del lugar se une la mano del hombre
facilitando el paso con rústicas escaleras.
Abandonamos
el río pero no dejamos atrás las maravillas. Atravesamos bosques poblados de
pinos y robles.
Viejas ruinas nos muestran lo que pudo ser el esplendor de antaño.
Viejas ruinas nos muestran lo que pudo ser el esplendor de antaño.
Casi
sin percatarnos nos hemos acercado a lugares más concurridos con área de
esparcimiento con mesas y fuente para todo el que por allí llega.
Se
encuentra en plena encrucijada del Camino Real.
En este
lugar, en La Ermita Del Cristo Dos Aflixidos, a principios de julio se celebra una
gran romería.
Allí se
localizan dos cruceiros. No paséis por alto el que se encuentra plantado en
medio de una gran roca.
Continúa
el viajero su periplo y lo hace por sendas en donde las hiedras serpean por los
troncos de los árboles.
Y también
por suelo más humanizado con casas de piedra y magníficos ejemplares de hórreos.
El
musgo se apodera de las piedras del camino.
Y
cuando nos damos cuenta nos hallamos a los pies de La Iglesia de San Pedro en
Crecente.
Continúa
el senderista entre bosques y fragas. Las ruinas de una aldea se destacan en el
camino.
Pero
todas las fuerzas se confabulan para llevarnos ante esta manifestación
de La Madre Natruraleza.
Nos encontramos
de nuevo con el río Ribadil. Ahora en su expresión más ruidosa.
Una
cascada.Y también El Llamado Pozo do Inferno. ¡La verdadera guinda de la
jornada!
Una auténtica
gozada con el estruendo del río y el molino que lo acompaña.
Pozo,
cascada… A los que podréis acceder fácilmente gracias a la plataforma, pasarela
y escaleras acondicionadas últimamente para un pleno disfrute.
¿Verdad
que es maravilloso?
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