El llamado “Ponte das Tábuas”, que posibilita
el cambiar de una a otra orilla del Río Neiva, es uno de los protagonistas de
la bonita caminata que os invitamos a descubrir.
Los senderistas del Blog Grupo de Andainas
Rías Baixas nos acercamos hasta la localidad portuguesa de Durrães para iniciar
un precioso paseo que tiene su punto de inicio en el apeadero de dicho lugar.
Y allí muy cerquita ya deslizamos nuestros
pasos por el empedrado de esta calzada.
En su término nos espera este recio
pontillón.
Que se encuentra incluído en un conjunto de
diferentes construcciones, entre ellas La Aceña Das Pesqueiras, cuyo elemento
principal es la piedra y que son besadas constantemente por las aguas del Neiva
que ese día nos ofrecían un espectáculo sin igual.
Y a un pasito de ellas nos recibe la belleza
del puente romano de Barroselas.
Al ser esta una ruta fluvial nos van saliendo
al encuentro más aceñas, a cada cual más bonita como la Da Ponte Nova y otras sin nombre conocido.
Y todas ellas en unos lugares que emocionan y
reavivan el ánimo de los caminantes.
Llegamos hasta ellas fácilmente, pues tienen
buen acceso y el camino no presenta ningún atranco que impida el cómodo andar.
A veces el senderista pasea encajonado entre
muros de piedra cubiertos de verde musgo.
Otras, puede elevar los ojos a lo alto y
contemplar la frondosidad y el encanto de los árboles que pueblan el lugar.
Y casi siempre teniendo como compañeras de
jornada las dulces aguas del Neiva.
Para cruzar de una a otra orilla son muchos
los pontillones que nos encontramos.
Y el ya nombrado Ponte Das Tábuas que año tras
año ve pasar sobre sus piedras a los peregrinos del Camino Portugués a
Santiago.
Como
veis es una auténtica maravilla. Al parecer, su nombre viene dado porque
originariamente estaría construído de madera.
La construcción actual es del S. XVI pero aparece
documentado ya en el S. XII.
Acercaos también hasta A Ponte Seca.
Como veis, una imponente estructura, sobre la
cual pasa el trazado del ferrocarril.
Y desde luego no debéis perderos el paraje en
donde se encuentra A Ponte Dos Morgados con un precioso molino y
correspondiente embalse.
No faltan, como casi siempre en Portugal, elementos religiosos con varias almiñas, cruces capillas e iglesias.
Por todo esto y mucho más que se quedó en el
tintero, una ruta que nos emocionó y disfrutamos plenamente.
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