Los ríos gallegos, ya
sean grandes o pequeños tienen siempre un aquel que nos apasiona y encanta.
Y aquí, en Pontevedra,
sin movernos mucho de casa podemos disfrutar de muchos de ellos. Así hoy en El
Blog Grupo de Andainas Rías Baixas os dejamos un paseo que comienza con El Río
dos Gafos.
Iniciamos el recorrido al
pie de La Iglesia de San José de Campolongo edificada en el S. XX sobre soportales, emulando los tan característicos de "A Boa Vila".
E iremos acompañando al
Gafos en una senda que se va retorciendo con el curso del río y nos va llevando
a conocer emotivos momentos con añoranzas del pasado con la presencia de varios
molinos como el de Cabanas.
O este otro de O Toxal en
un paraje realmente fantástico con un rústico pontillón para acceder a él.
Los rápidos que forma el
río, las represas, la vegetación que nos circunda y los árboles, típicos de
ribera, que nos dan sombra, también contribuyen al encanto del momento.
Hay varios tramos en que
cruzaremos de una a otra orilla, y, para ello, nos vemos ayudados de pasadizos
y varias pasarelas de madera.
También contamos con la
ayuda de pequeños puentes que contemplan desde hace mucho tiempo el discurrir
de las aguas bajo sus piedras.
Abandonamos las
tranquilas aguas del también llamado Río Tomeza y los senderistas, enlazando
con la ruta "Salcedo No Tempo", mueven ahora sus pies por tierras más altas
pobladas de castaños y robles y por donde el caminar se vuelve sonoro a cada
paso.
Ya en lo alto do Chan da
Armada visitaremos algunos de los petroglifos por allí diseminados, testimonio
de la actividad artística de nuestros más remotos antepasados.
Y ya volvemos a tomar
contacto de nuevo con el río. Esta vez es El Regato Cubeiro nuestro compañero
de fatigas. Al principio lo encontramos tranquilo y relajado formando estos bonitos
Pozos dos Frairas.
Pero a lo largo de su
recorrido lo vamos viendo con distintos rasgos de carácter pero siempre lleno
de belleza.
La senda por aquí es algo
más salvaje, pareciendo por momentos que nos encontramos muy lejos, inmersos en
plena jungla.
Aunque el caminante
continúa con paso alegre y dinámico a través de antiguas levadas que conducían
el agua a los molinos.
Porque no podían faltar
los nostálgicos molinos poniendo la nota melancólica con sus figuras serenas y
resignadas esperando inútilmente la mano del molinero.
Echamos otra mirada a
nuestra historia en El Castro Das Croas, una pequeña aldea fortificada de hace
2.500 anos, y del que se cree que pudo haber sido el primer asentamiento humano
en tierras pontevedresas y uno de los más antiguos de Galicia.
Y en sus cercanías no
dejéis de visitar el paraje en donde el río Cubeiro ofrece sus aguas al conjunto de los Molinos del Batán, alguno
de ellos restaurado y que se puede ver en funcionamiento.
Y ya vamos retornando a
nuestro punto de inicio. Pero todavía tenemos tiempo para visitar el petroglifo
de Vilar de Matos, uno de los primeros estudiados en Galicia.
La nota de arquitectura
religiosa, además de la iglesia de Campolongo, nos la dan varios cruceiros, uno
de ellos a la entrada del Castro das Croas, que se encuentra sin la parte
superior pero en donde nos llamó la atención una curiosa inscripción.
También nos detuvimos en La Iglesia de San Martiño de Salcedo con una mezcla de estilos arquitectónicos, destacando la figura equestre de su parte superior.
Y en La Capilla de San
Blas, sanador de las enfermedades de la garganta.
Asimismo, en distintos
lugares de la ruta tendremos ocasión de contemplar diferentes vistas de la
ciudad fundada por Teucro y sus alrededores.
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