lunes, 7 de septiembre de 2015

De Leiro A Pazos Do Arenteiro, Puentes Y Ríos

Esta vez traemos al Blog Grupo de Andainas Rías Baixas una ruta que transcurre por tierras regadas por los ríos Avia y Arenteiro.
Tiene su comienzo en Leiro, al pie del puente de Esperela.
Es verano y las aguas del río Avia, que nos acompaña, bajan calmas y sin estruendo. Pero nunca exentas de belleza.
Disfrutaremos de la sombra de zonas boscosas en donde abundan robles, laureles, castaños, madroños… y otras especies autóctonas.
El senderista con paso alegre, sin atrancos en su caminar, llega ahora al encantador paraje en donde el río Avia discurre bajo el puente medieval de La Cruz.
No está completo porque fue semidestruído durante la lucha contra los franceses. Pero aún así, su magnífica presencia nos da idea de lo que pudo haber sido.
Allí, el viajero alegra la vista y el espíritu tomando contacto directo con las dulces aguas del Avia. Que aquí se muestran más traviesas y no dejan de jugar con las rocas de su lecho.
¿Y qué os puedo decir de nuestro primer contacto con el Arenteiro??? ¡Espectacular!
Los pies del senderista le llevan ahora sobra una calzada empedrada con muros musgosos a su derecha y que le acerca a unas majestuosas ruínas.
El Arenteiro lleva algo más de caudal y se muestra bullicioso. Y es así, mirando atentamente el espectáculo de sus aguas con las piedras, que descubrinos diversas figuras en las rocas, vigilándonos silenciosamente.

Rompemos el sueño del molino do Arenteiro con nuestras pisadas y las de algunos corredores que se entrenan por estos pagos.
Y volvemos a detenernos para una vez más admirar la armonía de la obra de la naturaleza, con el río y todo el entorno, y la piedra hecha arte por la obra de la mano del hombre en este fantástico puente del S. XV.
Al llegar a este punto os recomiendo acercaros hasta O Pozo dos Fumes. El sendero que nos lleva hasta él es una verdadera delicia. Alternando suelo de tierra tapizado por las hojas caídas de los árboles autóctonos que nos rodean.
Con algún pasadizo de pasarela de madera para salvar algún que otro tramo.
Y siempre con el sonido mágico del Arenteiro a nuestro lado serpeando por su rocoso lecho.
Y por supuesto, una vez allí comprenderéis por qué el lugar tiene ese nombre, con el agua cayendo a ese pozo y volatilizándose en el aire y sobre las rocas. Sobre todo si vais en una estación en que el río lleve mucho agua. A nosotros, aún así nos encantó.
De allí el caminante se dirige hacia la señorial Pazos do Arenteiro. Allí admira las nobles piedras y escudos de los pazos que le dan nombre.
También la iglesia románica de San Salvador. Dicen que es del S. XII, cuenta con una sola nave y presenta un ábside semicircular que tiene adosado un peto de ánimas probablemente del S. XVII o XVIII.
Continuamos viaje por preciosos senderos, a veces rodeados de árboles, por estrechas veredas, rodeados de muros de piedra o ascendiendo pétreos escalones.
Un aura de misterio nos rodea una vez llegados a la aldea abandonada de Viñoá con sus casas ahora recubiertas por elementos vegetales que no nos impiden ver su elegancia de antaño.
Misterio que no nos abandona en esta intervención artística en pleno bosque.
Y dado que esta es zona del vino de Ribeiro no pueden faltar los viñedos en nuestra ruta.
Una vez arribados a Lebosende nos acercamos hasta la iglesia de San Miguel para admirar su románica fachada.
Y ya los senderistas enfrentan la última parte de la ruta callejeando por Leiro. Allí nos decidimos a llegar a nuestra meta atravesando la balanceante pasarela peatonal sobre el Avia y que nos trajo a la memoria tiempos pasados en que ya habíamos pisado sobre ella.
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