Una vez más los senderistas del Blog Grupo de
Andainas Rías Baixas hemos vuelto a nuestra ruta fetiche: La Piedra y El Agua.
Y una vez más todos nuestros sentidos han
disfrutado a tope.
Contemplando los molinos que nos salen al
encuentro...
Unos, rehabilitados y con una presencia imponente...
Otros, en ruínas, pero todos, magnífica
representación de nuestro pasado reciente.
Relajando la vista en la serenidad del regato
Armenteira.
Ahora, en verano, menguado de agua su cauce pero
ofreciendo siempre magníficas estampas al viajero.
Incluso a la altura de alguna de sus sugerentes
pozas hemos dudado fuertemente si darnos un refrescante chapuzón.
Pero resistimos estoicamente la tentación y continuamos
la caminata, siempre rodeados de belleza.
No nos perdemos la visita obligada a los
habitantes de la aldea de piedra, allí, pacientes, siempre esperando a sus huéspedes.
Y nos pasmamos ante la magia de la
arquitectura proporcionada por la Madre Naturaleza.
Es una senda llena de encanto y variedad. Veces hay de caminar sobre senderos terrosos.
Otras, pisamos caminos empedrados bajo frondosos
árboles cuya sombra agradece el caminante.
También cruzamos sobre puentes de madera.
Descansamos en rústicos asientos colocados al
efecto.
Por todo ésto y mucho más os animamos a que os
acerquéis por allí, tanto si todavía no la conocéis, como si ya lo habéis hecho. Siempre
se encuentra algo nuevo dentro de la serenidad que allí se respira.
Y no olvidéis de poner el broche de oro a la
senda con la visita al Monasterio de Santa María de Armenteira, auténtica joya
del arte Cisterciense.
Yo, mientras, me quedo por aquí, esperando al molinero...
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