En La Sierra Do Galiñeiro se encuentra una de las cumbres más altas
de Las Rías Baixas. Y por una de sus cimas pasa el mítico PR-G 1.
Ya hace tiempo que queríamos escalarla, por eso es uno de los puntos fuertes de la
caminata que os contamos esta semana en El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas. Comenzamos
nuestro paseo al borde mismo del embalse de Zamáns. Y lo hacemos siguiendo la senda abierta por
los pescadores para dedicarse a su actividad favorita.
Esta parte es una auténtica maravilla, pues a
la presencia del agua, se une el encanto de la senda en sí, un estrecho camino a
veces cubierto de hojarasca de los árboles propios de ribera.
Contribuyen a dotar de magia al lugar, los
elementos arbóreos que van originando formas caprichosas, y a quienes la
humedad reinante ha cubierto de una verde pátina, que a veces resulta fantasmagórica.
Pero no son para nada hostiles, sino que van ofreciendo su abrigo al caminante que por allí se aventura.
Este paseo se encuadra dentro del Roteiro Arqueolóxico de Zamáns en donde también podemos encontrar el bonito conjunto de
Los molinos de Vilaza, restaurados para el goce del visitante, en un bonito entorno al que
accedemos vadeando casi como podemos el río Amial que por allí pasa.
Este mismo río lo cruzamos después de ver los
molinos, por un rústico puente de troncos que hace las delicias del senderista.
Y toca ya ir ascendiendo para acercarnos a la
base del Galiñeiro. Es una subida paulatina que se hace ágilmente, con la masa
pétrea vigilándonos desde su atalaya.
Al llegar, nos recibe una acogedora área
recreativa, en donde respiramos con calma para enfrentarnos a lo que nos
esperaba un poco más arriba. Y eso era ni más ni menos que la subida al Galiñeiro
Norte.
Lo hacemos por un escarpado sendero que va serpeando por entre las numerosas rocas
que nos salen al paso.
De vez en cuando nos paramos para coger aire y
admirar las impresionantes vistas que desde allí se ofrecen al senderista.
A veces la subida es algo vertiginosa, de
piedra en piedra, y a veces terminamos ayudándonos de las manos para acometerla y llegar a
buen puerto.
Una vez arriba las vistas compensan el
esfuerzo y nos sentimos realmente contentos de haberlo conseguido. Continuamos
nuestra marcha cresteando y avistamos allá abajo el embalse desde donde habíamos
partido.
Y, delante nuestra, un paisaje completamente
distinto a todos los que hasta ahora habíamos traido al blog. Un paisaje casi árido,
casi desprovisto de vegetación. Casi parecía que nos encontrábamos en otra
tierra.
Una vez descendidos de la cumbre retomamos
bonitos senderos y encontramos alguna carballeira.
Llegamos hasta la Ermita de Las Nieves desde
donde además podemos observar allá a lo lejos la mole del Pianista sobre
Porriño.
El senderista prosigue su marcha contemplando
en la lontananza, y todo a su alrededor, por delante y por detrás, las siluetas
de varias cumbres esperando, pacientes, las pisadas de sus botas y el toque de
su bastón.
Todavía nos aguarda la sorpresa de una bonita y estrecha senda
desde donde oteamos las aguas del embalse y fantásticas perspectivas de la ciudad
y ría de Vigo.
Arribados de nuevo a la presa de Zamáns
observamos su imponente estructura, y casi a sus pies un maravilloso conjunto
etnográfico. Lo constituyen un viejo molino, una pontella de losas de piedra junto
a una fuente también de piedra y el bonito molino Das Maquías.
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