Dicen que en Domaio vivió
un mouro que tenía una hija muy guapa. Ella tenía amores con un campesino y se
veían en las cercanías de esta poza:
El padre, contrario al
amor de los dos jóvenes, mató al muchacho y ella, desolada, se tiró al agua de
la que a partir de entonces se conocería como A Poza da Moura.
Ya hacía tiempo que queríamos
conocer este lugar mágico, y, para ello, los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías
Baixas nos acercamos hasta Domaio para presentaros una ruta que además os
llevará a conocer muchos de los tesoros escondidos en este rincón del concello
de Moaña.
Iniciamos nuestra
caminata recorriendo el paseo marítimo de Domaio y nos encaminamos hacia el Rego
da Freixa. Hemos de decir que el inicio, en unos pocos metros, es algo desolador, con mucha maleza impidiendo el paso del caminante.
Pero vosotros que
nos leéis ya sabéis que no nos desanimamos fácilmente y conseguimos abrirnos
camino y llegamos sin novedad hasta La Capilla de San Benito desde donde ya se
puede admirar una bonita vista de La Ría de Vigo.
Y ya a partir de ahí
simplemente es disponerse a disfrutar plenamente de todo lo que nos rodea. A nuestro
paso van saliendo innumerables molinos, reciamente resistiendo los envites del
paso del tiempo, en unos parajes plenos de belleza y encanto.
El regato baja
ruidosamente para llevar sus dulces aguas a juntarse con las saladas que las
esperan muy cerca, y a su paso nos va dejando maravilla tras maravilla en forma
de rugientes y vistosas cascadas que encandilan al caminante.
Hay momentos en que se
juntan además de la naturaleza en pleno esplendor, viejos pontones de madera, molinos y cascadas haciendo que el senderista
no sepa a dónde dirigir la vista delante de tanto espectáculo como se presenta
ante sus ojos.
Y ya nos dirigimos hasta
la cumbre de la ruta: El Monte Faro de Domaio. En nuestro caminar disponemos de
distintos miradores desde donde echar una ojeada a Moaña que queda allá abajo,
a la ría de Vigo y mucho más, avistando incluso allá en la lejanía la
inconfundible silueta de las Islas Cíes.
Ya en el Faro, con El Puente de Rande como testigo de nuestras andanzas, contemplamos a vista de pájaro
todo lo que antes veíamos y permanecemos un rato admirando el horizonte.
Y los pasos de los
senderistas los llevan ahora hasta otro lugar mágico: Chan da Arquiña.
Ahora en otoño alfombrado
su suelo de mullidas hojas y mostrando al visitante diferentes vestigios de la
presencia de nuestros ancestros en estos parajes.
Y ya toca ir descendiendo
y lo hacemos por un camino lateral al campo de Golf de Domaio en donde algunos
jugadores aprovechan el día de ocio para dar unos cuantos golpes.
Y por fin llegamos al lugar
en donde en las noches de San Juan dicen que se aparece y se puede oír cantar a
la muchacha de largos cabellos que por amor se arrojó allí, a la Poza da Moura.
Y realmente que merece la
pena acercarnos hasta ese lugar en donde El regato Miñouva forma un
embalsamiento natural y se precipita montaña abajo en una cascada
espectacular.
Es la Poza da Moura en
donde los caminantes permanecen un tiempo contemplándola y también admirando el
fantástico paisaje que se extiende más allá del horizonte, con nuevas vistas
del puente de Rande, la ría de Vigo y más allá…
Y acompañando a la poza,
las siluetas de seculares molinos allí presentes, componen un escenario perfecto para la historia
que nos cuenta la leyenda.
Y ya el caminante regresa
al punto de inicio, acompañado por las aguas del regato, más molinos en sus
riberas, algún hórreo y algún cruceiro poniendo la nota religiosa, con el
broche de La Iglesia de San Pedro.
CLICAR AQUÍ Y VER TODAS LAS FOTOS DE LA CAMINATA
O fundo azul torna praticamente impossível a leitura dos links :(
ResponderEliminar