La ruta que os proponemos
esta semana es una de las más bonitas que hemos caminado los senderistas del
Blog Grupo De Andainas Rías Baixas.
Transcurre por tierras de
A Lama, tiene su inicio en Liñares y es una variante de la conocida como Senda Da Freixa o también antiguo PR-G 24. Y comienza con un nivel ya muy alto en
cuanto a belleza paisajística se refiere, por todo el entorno, el peto de
ánimas, la laguna que forman las aguas del río Xesta, el viejo molino y el camino empedrado que
nos lleva hacia la maravilla arquitectónica del puente de Liñares, de un solo ojo, sobre el
mismo río.
Y continúa elevando el listón entre el Camino
Real, por donde dicen que transitaban los arrieros en su viaje desde tierras
orensanas transportando vino y otras mercancías, y desde donde tenemos una
fantástica visión de todo el valle, el puente y Liñares allá en la lontananza.
A veces pisaremos
mullidas alfombras de hojas secas, caminaremos bajo la sombra de castaños,
acebos, carballos, avellanos, pinos... Pisaremos caminos empedrados y antiguas corredoiras. Y veces habrá en que por falta de
mantenimiento, lo cual llevó a la descatalogación del que era
considerado el PR-G 24, la senda casi desaparece comida por la
vegetación. Pero nada que asuste al caminante avezado en estas y otras peores
lides.
Nos maravillaremos una
vez llegados a las orillas del río Xesta, con la bravura de sus aguas corriendo
vertiginosas ladera abajo y la transparencia de las mismas formando cientos de
pozas cristalinas rodeadas de blanquísimas y redondas rocas de cuarzo en parajes solitarios que
invitan a la meditación y a la actividad de la pesca fluvial acompañados también por la sonoridad de los trinos de los pájaros que anidan por estos lares.
Marcharemos también entre
muros que ven realzada su imagen con la verde pátina del tiempo en
forma de musgo sobre ellas lo cual da un encanto especial a estos lugares que
parecen sacados de un cuento de hadas.
Apreciaremos muestras de
la arquitectura popular como petos, molinos, puentes y pontones diversos, casas
de piedra, antiguos lavaderos ya en desuso, hórreos, y desde lejos sentiremos sobre
nosotros la mirada intensa de los gigantes del viento aunando tradición y modernidad.
Al parecer, la senda hace
algunos años estaba perfectamente marcada y señalizada pero, como dije antes,
perdió la catalogación por falta de mantenimiento, aunque las marcas todavía
son visibles en muchos lugares.
Nosotros al llegar a
Paradela hemos hecho una pequeña variación ampliando el recorrido para acercarnos
hasta El Santuario del Cristo de Xende que se encuentra a un tiro de piedra, y
que consideramos un lugar digno de ser visitado y fotografiado, porque allí podremos contemplar un conjunto de gran valor artístico,
cultural y patrimonial.
Aún en la carretera que da acceso al santuario
nos sorprende una gruta en cuyo interior retumba el sonido del agua que la
figura de una mujer intenta recoger en su cántaro, y el comienzo de un viacrucis que
continuará monte arriba hasta un magnífico templete que atesora en su interior
un gótico cruceiro.
Al lado de la cueva cogeremos unas serpenteantes escaleras jalonadas
por mesas y bancos que invitan al descanso del caminante.
Llegados al santuario propiamente
dicho, en donde por cierto estaban celebrando El Corpus, admiraremos entre otros elementos, la iglesia en cuya fachada descubrimos también a Santa Bárbara, la casa rectoral, dos bonitos petos de ánimas,
varios cruceiros y nos empaparemos del espíritu que antaño llevaba hasta allí a miles
de romeros venidos de todos los confines.
Ya de vuelta en Paradela quisimos continuar
por el recorrido oficial de la ruta pero nos fue imposible realizarlo. Los
tojos eran tan altos, frondosos y picantes que nos hicieron desistir del
intento de atravesarlos.
Así que tuvimos que improvisar y tuvimos mucha suerte,
ya que conseguimos encontrar un precioso y amplio sendero que, aunque dando un pequeño
rodeo, nos llevó caminando sin agobios ni estrecheces hasta la levada que
conducía a nuestro objetivo:
La cascada sobre el río Xesta. Y este es el broche de
oro de la caminata.
Desde distintos lugares ya avistábamos la fuerza y
espectacularidad del río Xesta cabalgando sobre las rocas que forman su cauce y
que lo llevan a mostrarnos una de las más hermosas maravillas que hemos visto a lo
largo de nuestras andainas, la cascada de A Freixa.
Y qué decir del momento
cumbre tocando directamente las aguas de la cascada.
Emoción que es imposible
describir, hay que estar allí y experimentar el cúmulo de sensaciones que te
asaltan de golpe al contemplar tanta maravilla como esta con que la naturaleza
nos ha obsequiado en este paraíso que es nuestra Galicia.
Y todavía seguimos con
buenas sensaciones al acercarnos hasta la minicentral eléctrica que aprovecha
la energía de estas aguas, sorprendiéndonos con los rápidos y piscinas que el
Xesta forma en sus proximidades, igual de bonitos que la cascada en sí.
Por esto y por mucho más
que se queda en el tintero creo que es una ruta espectacular. No os la perdáis.
Tens razão Carmen é uma ruta muito bela.
ResponderEliminarParabens pela reportagem fotografica.
Boas caminhadas
Serafim (pisatrilhos)
Olá Serafim!
EliminarFico muito contente que tenhas gostado do percurso. Tem umas paisagens muito lindas! Muito obrigada pelas palavras!
Cumprimentos
Wonderfull fotos and place, greeting from Belgium
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