Y pasamos ya a contaros nuestra etapa de Burgos hasta Hornillos del Camino en nuestro peregrinar por El Camino Francés a Santiago.
Iniciamos muy temprano en las inmediaciones de La Catedral de Burgos que, la veas cuando la veas, impresiona siempre sobremanera.
Muy cerquita se
encuentra La Iglesia de San Nicolás de Bari, en su mayoría del S. XV y
declarada Bien de Interés Cultural en 1917. Fijaos en su portada principal con arco
apuntado y triple arquivolta, con decoración vegetal y ángeles.
No pasamos por
alto El Arco de Fernán González, gran arco triunfal del S. XVI y Estilo Herreriano.
Al poco nos
recibe El Monumento al Empecinado erigido por cuestación popular en 1848 para
honrar la memoria del afamado guerrillero en la lucha contra los ejércitos
napoleónicos.
Próximo al
llamado Solar del Cid dedicado al Cid, en el lugar en que, supuestamente, habría
estado la residencia del héroe castellano.
En las
cercanías del Arco de San Martín una de las doce puertas de entrada a la
ciudad, cuya obra fue llevada a cabo por artistas moriscos en el S. XIV.
Destacan sus cubos circulares, su arco de herradura y la mezcla de ladrillo y
piedra.
En las
cercanías de La Iglesia San Pedro de La Fuente, Neoclásica, construida en el S.
XIX una vez que la anterior iglesia de
estilo gótico y coetánea de La Catedral fue destruida durante La Guerra de la
Independencia contra los franceses.
Nos vamos ya
alejando del centro de Burgos y nos topamos con un viejo conocido: El Río
Arlanzón que cruzamos sobre El Puente Malatos.
Recorremos
distintos parques con diferentes elementos como la vegetación, las
fuentes,
Cruces y rotondas
Así como diversas esculturas que llaman nuestra atención. Entre ellas las dedicadas a La Lechera y a Santo Domingo de La Calzada.
Llega un
momento en que cambiamos de escenario pisando ya sobre senda propiamente dicha
volviendo a reencontrarnos con el amarillo de los girasoles y el colorido de
otros arbustos de la zona.
Regada por las
aguas del Río Urbel, que sorteamos mediante El Puente del Arzobispo del S. XIV,
en cuyas orillas un pescador se dedicaba al arte de la pesca.
Así nos fuimos acercando a Tardajos, localidad cuya trama urbana aún conserva cierto aire de su pasado medieval.
En lo alto del pueblo
se erige La Iglesia de Nuestra Señora de La Asunción del S. XVI y Estilo
Renacentista.
Cruzamos de
nuevo el Urbel
Para dirigirnos
hacia Rabé de Las Calzadas en cuya fuente podemos refrescarnos.
En ella destaca
la silueta de La Iglesia de Santa Marina del S. XVII pero con portada
cisterciense.
Nos gustaron
sus murales llenos de simbolismo y colorido.
Antes de llegar
a La Ermita de Nuestra Señora del Monasterio que el peregrino encuentra
a la salida de la localidad.
Continúa su
periplo el peregrino entre grandes extensiones de terreno viendo el azul del
cielo sobre él y a lo lejos recortándose en la llanura.
Un pequeño
montículo llama nuestra atención y a él que nos subimos. Es El Mirador de
Matamulos en donde campa a sus anchas La Cruz de Santiago y desde donde oteamos
el objetivo final de esta etapa.
Que no es otro
que Hornillos del Camino al que llegamos al tiempo que el Río Hormazuela.
La Iglesia de
San Román de la primera mitad del S. XVII destaca sobre el resto de
construcciones. Fijaos también en el monolito de la fuente de la plaza, rematado
con un gallo que recuerda un suceso acaecido en la época de la invasión
francesa en la que, en este caso, el gallo canta para descubrir al autor de un
robo.
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