Y estando en Granada no pudimos menos que darnos un bonito paseo por su joya más preciada: La Alhambra, ese “castillo rojo” considerado La Octava maravilla del Mundo.
Entramos con emoción en su recinto por el llamado Paseo de Los Cipreses.
Y ya vamos atisbando la belleza de diversas partes de la ciudad, fortaleza y palacio erigida por los monarcas de la Dinastía Nazarí del Reino de Granada.
Al poco nos recibe la exuberante belleza de los Jardines del Generalife en donde el agua elemento predominante va deslizándose por patios y acequias.
Seguramente
os gustará tanto como a nosotros El Patio de la Acequia, perfumado por rosales,
naranjos, granados y otras plantas aromáticas.
Y que nos lleva entre el murmullo del agua que brota en sus surtidores, hacia El Palacio del Generalife, Residencia de Verano de Los Reyes Nazaríes.
Seguimos contemplando fantásticas panorámicas sobre toda la maravilla del complejo de La Alhambra.Continuamos
camino, con la espectacularidad siempre presente, entre cipreses, diversos
ornamentos vegetales, acueductos, ruinas, poesía e incluso alguna ardilla
traviesa.
Os llamará
la atención el ahora Parador de Turismo, ex Convento de San Francisco, el primero construido tras la conquista de Los Reyes Católicos, levantado sobre un Palacio Nazarí.
Al poco nos
vemos delante de La Iglesia de Santa María de La Alhambra.
La
encontraréis pegadita al Palacio de
Carlos V, uno de los mejores ejemplos de Arquitectura Renacentista en España.
El palacio
es cuadrado con magníficas portadas de mármol de Sierra Elvira, que son de lo
más bello del Renacimiento Español. Su entrada principal de Orden Dórico
muestra cuatro grupos de columnas dobles estriadas de basas y capiteles
preciosamente adornados.
Si entráis os sorprenderá su patio interior circular, una excepción en la arquitectura europea de ese tiempo.
Al poco
nos vemos atravesando La Puerta del Vino, una de las edificaciones más antiguas
de La Alhambra que debe su nombre al hecho de que allí, hacia el S. XVI, tenía
lugar el mercado del vino entre los habitantes de la Alhambra y los mercaderes.
Nos da paso a
La Plaza de Los Aljibes que poco a poco nos va introduciendo en otro aspecto
del mundo árabe de La Alhambra.
Y es que
estamos entrando en La Alcazaba, la parte más antigua de La Alhambra, de función militar y ubicada en la zona más alta de la colina.
En ella nos
topamos con la Plaza de Armas,
que actualmente presenta los cimientos de las casas árabes que ofrecían
servicios a los militares, así como algunas mazmorras.
La
Alcazaba se nos muestra como una gran fortaleza protegida por murallas y sus
torres defensivas, entre las que
destacan: La Torre del
Homenaje, La Torre Quebrada y La Torre de la Vela.
Desde ellas podremos
visualizar una panorámica privilegiada
de toda la ciudad, El Albaicín y Sierra Nevada.
Y ya nos
adentramos en Los Palacios Nazaríes, un conjunto formado por tres palacios: El Mexuar, el
Palacio de Comares y el Palacio de los Leones. En su mayor parte datan del S.
XIV.
Nos impresiona
la ornamentación del Palacio de Comares.
Construido en
torno al Patio de Los Arrayanes. Su alberca principal es una de las imágenes más famosas de la
Alhambra.
Alberga el
famoso Salón del Trono, donde se
hacía política. En su centro se puede observar un cuadrado con el nombre de Alá
escrito sobre azulejos.
En sus
paredes podemos encontrar distintas composiciones, alabanzas a Dios y al emir y
fragmentos del Corán.
Y si hay
algo que nos gusta a todos es El Patio De Los Leones, joya indiscutible de La
Alhambra y alegoría simbólica del paraíso, tal y como lo
concibe la mística árabe. En él mana el agua de La Fuente de Los Leones.
Cuando estéis
allí fijaos en que está labrada en una sola pieza de mármol blanco, en el
pelaje marcado y las fauces diferentes de los leones que muestran todos la cola
hacia el lado izquierdo del cuerpo y algunos un símbolo triangular en la
frente.
Allí mismo se
abre la Sala de los Reyes. Recibe su nombre por diez personajes que aparecen en
una de sus bóvedas. Hay quien señala que
pueden ser los diez primeros reyes de la dinastía nazarí.
Cubierta por
cúpulas separadas por arcos dobles era el escenario de recepciones y grandes
celebraciones.
En sus bóvedas
laterales, se representan escenas caballerescas y románticas, cacerías de
animales salvajes, el juego del ajedrez o la justa entre caballeros entre
otras.
Nuestros ojos
se relajan de tanta filigrana contemplando el encantador Jardín de Daraxa cuyo centro está ocupado por una hermosa Fuente Renacentista.
Le toca el
turno ahora al Palacio del Partal cuyo pórtico con 5 arcos se refleja en el
espejo de su estanque.
Nos recreamos
unos minutos en los bonitos jardines de su entorno.
Y caminando por
El Paseo de Las Torres, en compañía de las animosas ardillas que por allí
pululan, nos vamos despidiendo
lentamente de este lugar tan bello y emblemático.
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