El Río Piedras a su paso por Nuévalos riega las tierras de un espectacular vergel conocido como El Monasterio de Piedra que estuvimos visitando este pasado verano.
Entre
otros reconocimientos, todo el parque, catalogado
como Paraje Pintoresco Nacional en 1.945, obtuvo en 1.983 el reconocimiento de Monumento Nacional y fue declarado Conjunto de Interés Cultural
en La Categoría de Jardín Histórico en 2.010.
Comenzamos
la visita siguiendo el itinerario oficial y desde el comienzo estamos rodeados
de belleza.
Enseguida nos damos de bruces con El Baño de Diana, un estanque al que dan saltarinas y ruidosas aguas provenientes de La Cascada Caprichosa.
Hasta la que podemos acercarnos para admirar y casi tocar su baile de
agua, aire y rocas.
No perdáis las diferentes y
misteriosas cuevas a ella cercanas con nombres tan sugerentes como Cueva de La Pantera, de La Bacante y Del Artista.
Todas ellas con
vistas hacia La Cascada Trinidad así llamada por los tres niveles que deben
sortear sus aguas en su sinuoso y musical deslizar.
Una providencial escalera de madera nos ayuda a pasar al siguiente nivel de hermosura con pasadizo por cueva incluido.
Nos encontramos ahora en un
enclave en donde el río se va deslizando formando unas rápidas y menudas Cascadas llamadas Los Vadillos.
Es una auténtica delicia para el caminante dejarse llevar arrullado por el continuo murmullo refrescante del agua cantarina.
Bajo la sombra proporcionada por frondosos y antiguos árboles.
Enseguida nos acercamos al húmedo rumor de La Cascada de Los Fresnos
Altos.
Que termina espectacularmente formando Los Fresnos Bajos.
El nombre de ambos saltos de agua viene dado por el conjunto de altaneros
fresnos que los contornan.
A pocos metros toca descender unas estrechas escaleras que nos van
introduciendo hacia el interior de la llamada Gruta Iris.
Un lugar húmedo, fascinante y misterioso desde cuyas aberturas naturales podemos contemplar el discurrir del Río
Piedras.
Precipitándose en un salto de 50 m para formar la llamada Cascada Cola de
Caballo.
A la que, ya en el exterior, podemos contemplar en todo su esplendor.
Seguimos caminando y arribamos a las cercanías del Lago del Espejo en
cuyas aguas tranquilas el tiempo parece detenerse.
Que atravesamos por un recio puente contemplando el rojizo colorido de
las cercanas montañas.
De nuevo nos introducimos en un iluminado túnel que da continuación a la
ruta.
Así llegaremos a un parque con más escaleras que subir para dejarnos
delante de La Cascada de Los Chorreaderos.
El pase por otro túnel nos deja delante de La Gruta La Carmela, La Cascada Sombría y unas curiosas excavaciones en la roca.
Regresando al punto inicial del paseo realizamos ahora una visita al Monasterio del S. XII que allí se encuentra.
Fundado por Monjes del Císter, su construcción coincidió con la transición del Estilo Románico al Gótico, de ahí que encontremos detalles de
ambos estilos arquitectónicos.
Aunque
destaca el estilo austero, sencillo, luminoso de una arquitectura muy sobria
propia de La Orden Cisterciense.
Por todo ello y mucho más resultó un
paseo muy completo y de lo más entusiasta para todo el que por allí se acerca.
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