Esta es la crónica de nuestra 5ª Etapa del Camino Francés
a Santiago en la que caminamos desde Estella hasta Los Arcos.
Salimos de La Plaza de San Martín siendo vigilados por
las altivas torres de La Iglesia de San Pedro. Enfilamos por La Calle San
Nicolás en donde son visibles las señales que nos indican El Camino.
Que nos lleva hacia La Puerta de Castilla o de San
Nicolás que, con origen medieval, formaba parte de las defensas de la ciudad.
Emociona cruzarla sabiendo que, desde épocas remotas, por ella desfilaron miles
de peregrinos con nuestro mismo destino.
Enseguida nos vemos en Ayegui delante de La Iglesia de
San Martín del S. XVII con remodelaciones posteriores.
Y, a pocos pasos, el peregrino tiene que hacer un alto en
el camino para tomar un sorbo de la famosa Fuente del Vino de Irache, saciar la
sed, tal y como lo hacían peregrinos de épocas pasadas, y perpetuar una
tradición que data de diez siglos atrás. El abstemio puede servirse agua del
grifo contiguo.
Allí mismo en Irache nos recibe El Monasterio de Santa
María La Real construido por los benedictinos en el S. XI sobre otro del S.
VIII.
El peregrino lleva sus pasos ya sea entre la inmensidad
de campos en donde la cosecha ya ha sido recogida.
Ya sea entre frondosos árboles característicos de la
zona.
Atravesamos la localidad de Ázqueta, cuyas casas se
agrupan en torno a La Iglesia de San Pedro Apóstol, de origen medieval
reformada en el S. XVI en estilo gótico tardío.
Levantando la mirada a las alturas, además del cielo,
otearemos dominando el territorio, la figura del Castillo de Monjardín antigua
Fortaleza Mora conquistada por El Rey Sancho Garcés en el S. X siendo de gran
importancia para El Reino de Navarra.
Nos llamó la atención una construcción conocida como
Fuente de Los Moros que en realidad alberga un aljibe medieval, del S. XIII
pensado para refrescar y permitir el lavado de los peregrinos de la ruta
jacobea.
Se encuentra a la entrada de Villamayor de Monjardín en
donde admiramos la elegancia de la torre de La Iglesia de San Andrés del S. XII.
No faltan grandes superficies dedicadas a viñedos o
terrenos cultivables.
Que contrastan con la silueta de las montañas en la
lontananza.
Y algunos árboles salpicados aquí y allá.
Nos adentramos ahora en el casco urbano de Los Arcos
surgida como repoblación de antiguas minas romanas a finales del S. XI.
Fue ciudad amurallada, contaba con castillo y hasta siete
portales en su muralla, de los cuales sobreviven El Portal del Estanco y El Portal de
Castilla con aspecto de arco de triunfo.
No dejéis de visitar La Iglesia de Santa María empezada
a construir a finales del S. XII. Su Portada Plateresca del S. XVI es uno de los mejores
ejemplos del Renacimiento Navarro.
Delante de la portada se levanta un Pórtico del S. XVIII
formado por una galería de siete arcos de medio punto y cubierto por bóvedas
aristadas.
Tiene planta de cruz latina de una sola nave, y el
interior sorprende por su profusa decoración renacentista y barroca que se
muestra en yeserías, pinturas y retablos.
No os perdáis La Sillería del Coro del S. XVI en estilo
manierista, ni el fabuloso Órgano, posiblemente
el más fastuoso de Navarra. Decorado en dorados y azules tiene tres alturas de
tubos, algunos de los cuales son de madera pintada, y trompetería exterior.
Y deleitándonos con la belleza que allí se
percibe dimos por finalizada esta jornada llena de momentos inolvidables en pos
de las flechas amarillas.
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