Esta vez nos aventuramos por corredoiras de Moimenta, en Lalín, y alrededores.
En una caminata que los
senderistas del Blog Grupo de Andainas Rias Baixas comenzamos al pie de La
Iglesia de San Lorenzo de Moimenta edificada en el S. XVIII con una sola nave y fachada barroca.
En ella destaca un
campanario de doble arco flanqueado por pináculos y rematado con dos figuras
añadidas en el S. XX obra del artista local José Vilariño.
A muy pocos pasos admiramos
una recia cruz de piedra. Es primavera y los campos y hórreos se nos muestran
adornados por las flores de los árboles frutales.
Al rato nos adentramos en
O Camiño Novo. Pero que no nos lleve a engaño porque lo que realmente hacemos
es entrar en un salto al pasado.
Con muros de piedra
cubiertos de musgo, árboles más o menos estilizados, algunos cubiertos sus
troncos de verdes enredaderas, túneles de vegetación sobre el caminante,…
Iniciamos a continuación
la ascensión a La Cima de Roñeira. Lo hacemos por un estrecho y empinado
sendero adornado por las rosadas flores del brezo y el amarillo de los tojos.
Toca ahora descender
hacia Espiñeira. La senda por momentos se tiñe de verde mientras la vegetación se
eleva a las alturas y brotes nuevos van apareciendo en las ramas cercanas.
En estas nos topamos con
otra majestuosa cruz, allí, en el medio de la nada. Por cierto que si vais en primavera podréis oir el canto del cuco durante buena parte de la caminata.

Poco a poco nos vamos
acercando a Moimenta. Nos toca fijarnos ahora en las antiguas construcciones de
piedra que ponen la nota nostálgica a la ruta.
Continúa su periplo el
caminante alejándose del lugar por estrechas corredoiras que lo conducen a
lugares con más amplias miras.
Tomamos un pequeño desvío
hasta un paraje con petroglifos y bonitas panorámicas sobre los alrededores.
Y a la vuelta nos dirigimos
sin dilación hacia Cadrón en donde destaca su iglesia de imponente campanario
en forma de camarín y la Casa do Fidalgo.
A continuación el caminante lleva sus pasos a través de refrescantes carballeiras, y sombreados y mullidos caminos.
Hasta dar con el enclave en donde El Río Arnego se desliza apaciblemente serpeando por las curvas de su cauce muy lejos todavía de entregar sus aguas al Río Ulla del que es afluente.
En el arbolado, además de
los ejemplares propios de ribera y otros, vamos viendo también algunos
alcornoques tan propios del entorno del Arnego.
Momentos hay también en
que los senderistas caminan entre fincas en donde pacen ejemplares del ganado
vacuno gallego.
Para volver enseguida a
la vorágine de corredoiras con muros de piedra y vegetación exuberante.
Pasamos por el lugar de O
Castelo y pisamos ahora sobre suelo por donde se considera que antiguamente era
una Calzada Romana y posteriormente camino medieval.
Y que pone la guinda a la
ruta poco antes de retornar definitivamente a Moimenta.
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