¿Os apetece columpiaros sobre una cascada?
Los Senderistas del Blog
Grupo de Andainas Rías Baixas lo hicimos caminando sobre La Ruta del Agua de
Zas. En su inicio, multitud de silenciosos molinos nos salen al encuentro.
Todos tienen nombre
propio y su muela, antaño, era movida por las aguas del Río Sisto.
El conjunto de molinos y
el rumor del agua proporcionan un encanto especial a este primer tramo de la
ruta.
Echando la imaginación a
volar nos vemos inmersos en la ruta de la gente que se acercaba hasta aquí para
ver cómo el grano que aportaban se transformaba en preciada harina.
El sendero nos lleva en volandas serpeando con el río que fluye calmo y manso a nuestra vera. Un viejo y desvencijado pontón es testigo de nuestro paso.
Al igual que recios muros
de piedra teñidos de la verde y musgosa pátina del tiempo.
Al poco, una pequeña área
recreativa nos ofrece un descansito.
Es justo antes de entrar
en Budián en donde podremos ver muestras de la arquitectura tradicional gallega
por estos parajes con muros y casas de piedra, hórreos, cobertizos,…

Y que abandonamos para continuar disfrutando de una senda preciosa y bien señalizada.
Que nos conduce
directamente al enclave en donde El Regato da Fervenza se precipita en un
desnivel de 40 m
formando diversas caídas de agua.
Una de ellas, La Cascada de Budián, por su
forma y altura es especialmente sugerente.
Con el aliciente de que
hay colocado uno de esos banquitos tan de moda. Éste es un pelín especial y nos
toca la fibra sentimental a los gallegos con las palabras que en él hay
escritas.
No pasamos por alto un
silencioso molino acurrucado al lado de tanta belleza y sonoridad.
Continúa el caminante su
periplo acompañado por el cantarín regato y varios molinos en la orilla.
No os perdáis el coqueto
asiento de madera al borde mismo del río y la senda que viene a continuación.
Un rústico pontillón de
piedra nos ayuda a cruzar de orilla para seguir disfrutando de este maravilloso
entorno de vegetación variada.
Pasamos la localidad de
Parga y al poco nos sorprende el bullicioso estruendo de La Cascada do Pozo do
Muiño formada por El Río Parga.
Según cuenta la leyenda
una chica perdió aquí la vida víctima del desamor, y en noches de luna llena y
con la cascada en todo su esplendor, se escuchan sus gritos llamando al amor
que se fue y nunca volvió.
A su lado descansan un
molino y un batán que contribuyen al encanto del enclave.
Que abandonamos pero sin
dejar la compañía del río Parga por un sendero bien cuidado y salpicado con la
presencia de varios molinos en distinto estado de conservación.
Hasta que llegamos al momento cumbre de la caminata: el paraje en donde El Río Parga deslizándose vertiginosamente desde 45 m de altura forma La Cascada do Rabiñoso.
Es una maravilla el poder
estar allí contemplando esta manifestación de la naturaleza que se nos mostraba
en todo su esplendor.
La sensación es
indescriptible con el alma respirando belleza y llenándose de vida.
Sobre el bullicio cantarín de la cascada, el
caminante experimenta calma y sosiego y se atreve a balancearse sobre las aguas
gracias al columpio allí existente.
Los molinos que después aparecen casi sobre el
mismo lecho del río nos transmiten esa misma calma y tranquilidad de espíritu para
solaz de la vista, serenidad del cuerpo y sosiego del alma.
Como una aparición nebulosa
entre el pasado y la ensoñación es nuestro encuentro con un rústico puente de
piedra que nos invita a pisarlo y cruzar a la otra orilla.
Para después de unos cuantos metros terminar esta caminata en donde el corazón se llenó de entusiasmo, serenidad y energía para un largo tiempo.
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