sábado, 20 de febrero de 2021

Paseo Por Peñafiel, Ribera Del Duero, Valladolid

 Sobre un cerro de La Meseta Vallisoletana, permanece inalterable la formidable silueta del Castillo de Peñafiel. 

Construido en el S. X, reestructurado y reformado en los S. XI y XIV es el símbolo por excelencia de Peñafiel, otrora llamada “La Peña Más Fiel de Castilla” al alzarse como faro de La Reconquista forzando el retroceso del temible Almanzor de La Cuenca del Duero

Tiene una bonita estructura destacando sus corredores almenados y La Torre del Homenaje, prisma rectangular de 34 m de altura que alberga 3 plantas abovedadas.

De recios y sólidos muros, forma estrecha y alargada, al visitarlo y recorrer sus estancias uno tiene la sensación de estar en un enorme barco de piedra varado en La Meseta Castellana

Desde su enclave se otea a vista de pájaro la villa pucelana allá abajo, a sus pies y las ricas tierras vitivinícolas regadas por los ríos Duero, Duratón y Botijas.

No en vano estamos en el lugar en donde germinó La Denominación de Origen Ribera del Duero, y aquí, en el castillo, se encuentra ubicado El Museo Provincial del Vino que puede visitarse al igual que el resto de habitáculos. 

Descendiendo hacia el centro urbano de Peñafiel la mirada no se desvía del castillo destacando en el azul del cielo, cual ave volando sobre sus dominios.

Una vez en “tierra firme” lo primero que visitamos es La Plaza del Coso de origen medieval y dos entradas de acceso. El castillo, cual pétreo vigía, tiene sus ojos puestos en ella.

Es conocida también como La Plaza del Corro o Corro de los Toros y es utilizada, para la celebración de espectáculos y eventos. Sus pintorescas casas de adobe, madera y piedra, con balcones adintelados, datan de los S. XVIII y XIX

A pocos metros se encuentra El Convento de San Pablo de Estilo Gótico-Mudéjar construido sobre los restos del antiguo Alcázar de Alfonso X El Sabio.

Admiramos su ábside de ladrillo, una de las grandes obras maestras de este estilo. Arcos y vanos atestiguan los principios de un fabuloso mudéjar en la fachada exterior. 

En una Capilla Mortuoria construída 2 siglos más tarde en Estilo Plateresco reposa El Infante Don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor, una de las principales obras de La Literatura Castellana Medieval

Algo más adelante nos topamos con La Iglesia de San Miguel de Reoyo de arquitectura sobria y elegante como corresponde al final del Renacimiento, aunque cuenta con Restos Románicos, del S. XII.

También nos acercamos hasta la orilla del Río Duratón en donde encontramos un bucólico rincón con molino incluido que llenó el hueco nostálgico de nuestra alma caminante.

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