El Palacio de Versalles muestra el esplendor y poderío que
llegó a tener Francia y, sobre todo, Luis XIV, El Rey Sol, quien mandó erigir
parte del palacio actual en el S. XVII.
Nada más llegar allí, en el patio de armas
somos recibidos por la imponente Estatua Ecuestre del Rey Sol.
Multitud de turistas hacían cola para poder
disfrutar de las maravillas que encierran los jardines del palacio de
Versalles.
Una vez dentro la primera visión no puede ser
más espectacular: se trata de L´Orangerie por donde Louis XIV se paseaba entre
naranjos.
En seguida nos damos cuenta de que estamos en
un rincón lleno de magia y de un lujo especial.
En donde el agua, fuentes y esculturas van
saliendo al paso del visitante.
Entramos en La Avenida del Agua destacando La
Fontaine De La Piramide y un sinfín de otras más pequeñas con ninfas y niños jugando
con el líquido elemento.
Desembocamos en La Fuente del Dragón. Lo vemos
rodeado de delfines dantescos y querubines montados en cisnes armados con arcos
y flechas.
Justo en frente El Estanque de Neptuno. En él
suele ofrecerse un espectáculo de agua y música que merece la pena contemplar.
Visitamos después Le Bosquet de L´Arc du
Triumph con La Fuente de Francia Triunfante.
Un arco vegetal nos conduce al Bosquet des Trois Fontaines. Allí vemos tres estanques en tres niveles comunicados por
cascadas. Los chorros del inferior forman una flor de lis.
Acercaos hasta Le Bosquet Des Bains D´Apollon,
en donde Los Caballos del Sol acompañan a Apolo cuidado por las Ninfas.
Muy cerca La Fuente de
Ceres simboliza El Verano.
Casi al lado una creación contemporánea semeja un grupo de gusanos luminosos.
Con los que quieren jugar Los Niños Dorados en
su estanque.
Entre rosas nos impresionó la fuerza dramática del castigo
L´Encelade: por haber intentado escalar El Monte Olimpo para destronar a los
dioses, Los Gigantes acaban engullidos por las rocas.
Mientras, Saturno, se apresta a devorar la piedra que
suplanta a Júpiter para no ser comido por su padre.
En El Estanque del Espejo nuevamente la música
y el agua agasajan al visitante elevando su musical mirada líquida hacia las alturas.
El Rapto de Proserpina por Plutón está
representado en La Colonnade, formada por jónicas columnas de mármol.
No os perdáis la energía manifiesta en El
Estanque de Apolo, una aparición
nebulosa entre el pasado y la ensoñación.
Hacía referencia directa a Luis XIV, El Rey
Sol, pues muestra al dios saliendo del
océano conduciendo su carro solar para iluminar La Tierra.
Adentrándonos en el Bosquet de La Reine admiraremos los jardines y diversas
esculturas por allí esparcidas.
Deteneos a contemplar El Estanque de Latona:
ilustra la metamorfosis de los campesinos de Licia en ranas y otros anfibios
tras haber impedido a la diosa y a sus hijos Diana y Apolo beber en un estanque.
Además de las fuentes que borbotean y los
chorros de agua entrelazándose, todo el bucólico recorrido está adornado por
esculturas adicionales representando mitos o personajes de la mitología que
contribuyen al encanto de Versailles.
Por donde el caminar se hace fácil respirando
el duende palpable en el ambiente.
Y al que estamos deseando regresar para poder jugar
a ser poetas de fantasía e imaginación en los muchos rincones que dejamos por
descubrir.
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