Esta Cascada o Fervenza
de Peilán en el curso del Río Arenteiro es una de las protagonistas de esta
caminata.
Para ello los senderistas
del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas nos desplazamos hasta el concello
ourensano de Piñor dando el pistoletazo de salida en las inmediaciones del
Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves y Peregrina en la localidad de Arenteiro.
En seguida nos adentramos
en una bien cuidada senda que pertenece al "Sendeiro Ecolóxico de Peilán".
Y por donde daba gusto
caminar.
El alma de los senderistas
resplandece, se recrea y simplemente se deja llevar.
Arbolado autóctono
acompaña al senderista que se ve acompañado por las notas de color de las
distintas variedades de setas que salen a su paso.
Al poco nos topamos ya
con las aguas del Río Arenteiro completadas con las del Asneiro, uno de sus
afluentes.
Y lo hacemos en un
precioso paraje en donde no faltan los molinos.
Es una maravilla el paseo
con el rumoroso Arenteiro a nuestro lado.
A veces alguna pasarela
de madera facilita el paso del caminante.
Así como alguna pontella
de piedra.
Y algo que no podéis
perderos es una vez llegados al Pozo da Area. En donde la mano del hombre se
une a La Madre Naturaleza para dejarnos momentos increíbles.
Pudiendo así asistir a
este magnífico espectáculo de las aguas alocadas colándose desmelenadas por los ojos de la
pontella de piedra.
Había llovido casi toda
la semana y La Cascada de Peilán se ofrecía ante nosotros con sus mejores
galas.
Dejamos atrás la
sonoridad líquida y continúa el viajero caminando a través de poblados bosques que
de vez en cuando permiten que el sol penetre en sus dominios.
Unas veces por senderos delimitados
por muros de piedra en donde la pátina del tiempo deja su huella verde y
musgosa.
A veces pisando sobre
suelos empedrados en donde es visible la huella de los duros trabajos de
antaño.
Pero siempre por lugares
llenos de encanto.
Numerosas son también las
ocasiones en que volveremos a sentir el rumor de las aguas. Precioso el momento
en que es El Río Mirela el intérprete del concierto.
Cuando la ruta nos lleva
por algún lugar habitado veremos muestras de la arquitectura popular gallega
con casas de piedra, a veces ya deshabitadas.
Sin dejar atrás fuentes,
lavaderos y hórreos.
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