El Templo de Santa Lucía
se alza imponente sobre la ciudad de Viana do Castelo, Portugal.
Y es al pie de este
santuario donde comienza la caminata que los senderistas del Blog Grupo de
Andainas Rías Baixas realizaron por aquellos pagos.
Primeramente dedicamos
unos minutos a admirar el templo y la vista que se contempla desde esta
impresionante atalaya.
Y nos decidimos a caminar
sobre la llamada ruta de “Os canos de água” que al poco del inicio nos depara
con la pétrea estructura de los “Arcos do Fintão”.
Una doble estructura
sobre la que circula el agua.
Y que seguramente atesora
lindas historias en las piedras de sus pilares.
Caminamos a través de
ellos con facilidad.
Y hacemos otra pequeña
parada con el lienzo azul de distintas tonalidades en el horizonte.
Y desde aquí mismo
nuestros pies irán pisando sobre los canales de conducción de agua.
Con algún que otro
momento interruptor de la monotonía como este acueducto allí solitario
morando en medio del bosque.
Y que, con su gran
tamaño, empequeñece al caminante.
Se va ascendiendo
paulatinamente al tiempo que los caños nos van mostrando un vestuario variado en
donde no falta el invernal verde musgo.
Si se os hace monótono el
pisar siempre sobre los caños, hay bastantes tramos en los que se puede caminar
por la senda lateral sin ningún impedimento para ello.
El líquido elemento es un
compañero más de viaje, ya sea con su risa sonora o en forma de pequeños
regatos que se deslizan ladera abajo con tranquilidad.
Al dejar atrás los caños
cambiamos de escenario dejándonos llevar por caminos terrosos que por momentos
nos agasajan con la visión del mar y de los montes lejanos.
Llegamos a San Mamede en
el atrio de cuya ermita, en agosto, se celebra una feria de miel muy
concurrida.
Atravesamos el silencioso
pueblo y nos refrescamos con el agua de su fuente.
Una pista ancha y de fácil
caminar escucha algo más tarde el sonido de nuestros pasos, botas, risas y
bastones.
Y nos deja delante de “a
casinha dos aviões”, ahora abandonada a su suerte, y en donde estaba proyectado
un puesto de control aéreo que nunca se llevó a cabo.
Un aliciente más de la
ruta lo constituye “A Citânia de Santa Luzia”.
Se trata de un poblado
fortificado con abundantes vestigios de La Edad Del Hierro y del Período de
Romanización.
Y en donde podemos ver
claramente la dualidad de las casas de piedra circulares y rectangulares.
Se encuentra en un lugar
privilegiado desde donde se divisa el estuario del río Lima y mucho más.
Demostrándonos que
nuestros ancestros sabían muy bien en donde emplazar un poblado.
Se puede visitar y nos movemos
por entre las construcciones a través de una laraga pasarela metálica.
O caminando por los
mullidos paseos entre las construcciones.
En donde no es difícil echar
a volar la imaginación y ver a los antiguos habitantes entrando y saliendo de
sus casas…
Despertamos de nuestro
sueño regresando al punto de inicio. Todavía tenemos tiempo de curiosear el
jardín anexo al templo de Santa Lucía.
Y de admirar
detenidamente el enorme rosetón del monumento.
Cuya vidriera refulge con
el sol.
Más abajo, la ciudad
aprovechaba el calor de los rayos de sol para enfrentarse a la fría noche del
invierno.
Y los senderistas recogían
amarras con la sonrisa de haber disfrutado una cálida jornada.
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O templo e o máis bonito de todos, oxalá puidese verse por dentro.
ResponderEliminarSó tes que achegarte ata Viana do Castelo, Portugal e pódelo ver por dentro! Incluso se pode chegar arriba de todo!
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