Los senderistas del Blog
Grupo de Andainas Rías Baixas estuvimos caminando muy cerca de La Torre de San Sadurniño
en Cambados.
Previamente nos acercamos
hasta Cambados, Capital del Albariño, y comenzamos nuestra ruta muy cerca del
Parador de Turismo en donde charlamos un ratito con el escultor Asorey.
Poco más adelante, frente
a la puerta de La Casa del Concello, nos encontramos con Ramón Cabanillas allí
esperándonos tranquilamente sentado.
Y parecía que la cosa iba
de encuentros y esculturas fantásticas, pues en plena Plaza de Ramón Cabanillas
nos topamos con el mismísimo Baco, dios del vino, gracias a la mano y obra de
Francisco Leiro.
Vigilado desde lo alto
por El Convento de San Francisco, ahora iglesia parroquial.
Fundado bajo La Orden Franciscana
nos llamó la atención su fachada con variadas representaciones, incluidos los
mismísimos Adán y Eva tapándose con la hoja de parra.
Continuamos el paseo
admirando el rico patrimonio de Cambados y llegamos hasta el emplazamiento del
Pazo de Ulloa. Lo reconoceréis porque delante tiene un cruceiro, por su
chimenea, su galería y por su escudo
torcido.
Inconfundible es la
estructura ruinosa de Santa María de Dozo.
No dudéis en adentraros
hacia su interior y desvelaréis algunos de sus misterios.
Impresionantes sus arcos
de medio punto y sus capillas laterales con maravillas como ésta.
Elevad los ojos al cielo
y os encontraréis con la firmeza de su torre semiderruída.
A dos pasos nos
adentramos en El Monte de A Pastora, un remanso vegetal en la parte más alta de
Cambados.
En donde nos encontramos
este cuadro compuesto por cruceiro, capilla y faroles encendidos.
Nos hallamos también en
la parte más alejada del mar que divisamos azul y nebuloso desde el mirador que
allí hay o subidos a alguna de las rocas accesibles al caminante.
Y nos vamos ya en busca
del Río Umia y lo encontramos, sereno y azul.
Llegando hasta él primero
por un sendero terroso con poca vegetación circundante.
Y finalmente por una
pasarela de madera que serpea a través de una junquera.
Aprovechad el momento de
calma y serenidad que se respira en el ambiente.
Y llenad el alma de buenas
sensaciones y energía necesarias para toda la semana.
Otra de nuestras metas
era La Torre de San Sadurniño. Nos alegró ya en la primera ojeada lejana, allí
majestuosa entre el contraste de cielo, mar y playa.
Nos entusiasmamos al
caminar sobre el puente que nos lleva al paraje en que se encuentra.
Y ¿qué puedo decir del
momento en que pudimos tocar esta torre de vigía que defendió La Ría de Arousa
de los ataques viquingos y normandos?
Aunque sólo se conservan
dos muros de una torre de lo que fue una fortaleza defensiva, la imaginación
echa a volar y nos da idea de lo impresionante que debió haber sido.
Debe el caminante
continuar el periplo pero no puede dejar de echar la vista atrás para seguir
contemplando el bonito espectáculo de mar y torre, piedra y agua unidos
eternamente.
¡Claro que caminar sobre
la arena de la playa y entre las barcas descansando en la orilla tampoco está
nada mal!
Nuestros pies nos llevan
ahora sobre las losetas del paseo marítimo al encuentro de “O Rañeiro” que tras
un breve saludo continuó faenando incansable.
Los caminantes ponen
ahora rumbo al emplazamiento del Molino de Mareas de A Seca.
Es uno de los pocos que
funcionaba con el agua de las mareas, de ahí su nombre.
Este personaje de cara
monstruosa, no pierde detalle de lo que por allí sucede.
El entorno del molino
gira alrededor de una pequeña laguna que se puede rodear a través de pasarelas
de madera en su mayor parte.
Y desde donde tenemos
bonitas perspectivas del molino y lo que tiene alrededor.
Presurosos nos
encaminamos al Casco Histórico de Cambados, uno de los mejor conservados y
más admirados de Galicia. Destacamos todo lo que rodea La Plaza de Fefiñáns.
Con el arco-puente, y La
Iglesia de San Benito con sus campanarios barrocos, los escudos de sus paredes,
su reloj de sol y los caballeros de su atrio.
Impresionante El Pazo de
Fefiñáns con sus escudos, su torre del homenaje y sus curiosos balcones en círculo.
Os recomendamos perderos
por sus calles de casas empedradas en donde se mezclan las casitas sencillas,
como la que vio nacer al gran poeta Ramón Cabanillas, con los pazos de paredes
blasonadas.
Relajaos en las terrazas
de sus plazas y buscad las innumerables esculturas esparcidas por doquier.
Os encontraréis con un
auténtico museo al aire libre donde lo mejor son las sensaciones que allí se
viven y que perdurarán para siempre.
Eu fun hai de excursión coa miña familia.
ResponderEliminarMerece a pena chegar ata alí!
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