Por debajo de Los Viaductos de Gundián se desliza El Río Ulla.
Los senderistas del Blog
Grupo de Andainas Rías Baixas llegamos hasta ellos en una caminata que comienza
en Ponte Ulla justo en el puente que le da nombre.
Al lado de La Iglesia de
Santa María Magdalena que todavía conserva elementos románicos.
En seguida iniciamos el
recorrido por El Sendero de San Xoán da Cova siguiendo el cauce del Ulla.
Al poco nos sale al
encuentro la figura de un solitario molino besando sus dulces aguas.
Se camina fácilmente, sin prisa,
pero sin pausa, a veces sobre pequeñas pasarelas de madera.
O con la mullida
hojarasca como alfombra a nuestros pies.
Si hay alguna pequeña
dificultad, como algún tronco en el camino, se solventa sin mayor problema.
El sendero es estrecho y
los árboles que nos rodean los propios de ribera.
Aunque también nos
encontramos con fincas cultivadas y viñedos, ahora desprovistos de los
preciados racimos.
La superficie del río en
calma hace de improvisado espejo para el viaducto de la autovía.
Casi sin percatarnos arribamos
al Área recreativa de Agronovo.
Allí el senderista relaja
la vista y el espíritu con el remanso de paz que se respira.
Entre pequeñas lagunas,
robles, sauces y mesas de piedra.
De allí volvemos un
trecho sobre nuestros pasos para dirigirnos a otro de nuestros objetivos. Por el
camino oteamos los viaductos allá a lo lejos semiescondidos entre la niebla.
Y no serán pocas las
ocasiones para ello.
Nos topamos más tarde con
los muros que cobijan otro de nuestros puntos fuertes.
Se trata del conocido
como Paseo das Oliveiras que envuelve al caminante en un halo de misterio y
magia.
Es un paseo de olivos centenarios,
seguramente del S. XVI, antiguamente usados para la producción de aceite, uno
de los cuales ganó en el 2015 el premio al Mejor Olivo Monumental de España.
Y que junto con otras
especies botánicas de gran valor, entre ellas camelias y ejemplares de boj, se
encuentra en El Pazo de Santa Cruz de Ribadulla incluido en la ruta de la
camelia.
La historia del pazo se
remonta al S. XVI. Sus paredes exteriores lucen varios escudos y en él además
de capilla, se encuentran varios elementos arquitectónicos de interés como La
Fuente de La Coca.
No os perdáis, cerca del
portón de acceso, en el exterior, rodeado de robles un magnífico cruceiro.
Debe seguir la ruta el
viajero dirigiéndose a un enclave bañado por las aguas del Río Merín. Ya en su
inicio un conjunto de molinos restaurados saludan a todo el que por allí se
acerca.
Y nos sumergimos de pleno
en un bosque lleno de encanto. Rústicas pasarelas contribuyen con su granito de
arena.
Pasos escalonados llevan
en volandas al senderista que va ascendiendo paulatinamente y sin esfuerzo.
Pequeñas cascadas ponen
la banda sonora de una ruta, Los Molinos de Vedra, que es todo un
descubrimiento por lo bien cuidada que está y lo bonita que es.
Las levadas nos sirven de
camino para ir de uno a otro molino.
Y nos reafirmamos en la
idea de lo bien que sabían nuestros antepasados aprovechar los recursos
ofrecidos por la naturaleza.
¡Fijaos que escena tan
serena!
La calma es total, sólo
interrumpida por el cascabel sonoro del agua deslizándose ladera abajo en
pequeñas cascadas.
Por aquí no se siente el
cansancio. Las energías salen renovadas.
Continuamos el paseo y
llegamos a un punto en donde nos cruzamos con El Camino Sanabrés a Santiago. Lo
señaliza La Ermita de Santiago de fachada sencilla pero que cuenta con dos
campanas en su campanario.
A su lado la fuente del
mismo nombre en donde leemos una inscripción que nos cuenta la leyenda del
traslado del cuerpo del apóstol ocurrido por estos pagos.
Dejamos este lugar lleno
de leyenda y nos dejamos llevar por pistas amplias y sombreadas.
Otro momento cumbre de
nuestra andaina es cuando avistamos ya el más moderno viaducto del ferrocarril sobre El Ulla.
Lo cual nos indica que
nos encontramos en El Mirador de Gundián con el imponente antiguo viaducto ferroviario
sobre el río.
Algo que impresiona es el
desfiladero con el Ulla corriendo rebelde allá abajo deslizándose entre los dos
viaductos.
Podemos verlos desde
distintas perspectivas, tanto de arriba abajo como al contrario.
Incluso con las ahora
tranquilas aguas como testigos del momento.
Y que nos acompañan hasta
el final de nuestro paseo.
Lleno de historia, magia,
fuerza, sonoridad y encanto.
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A min encantame pasar por enmedio das árbores porque parece como se te deixasen pasar.
ResponderEliminar¡Eu tamén teño esa mesma sensación! Ademais Resulta moi relaxante!
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