En el mes de octubre se
inauguró esta ruta ahora homologada como PR-G 210 Ruta do Castro de Doade.
Está promovida por El
Museo Casa Do Patrón de Codeseda, Doade, Lalín. Es muy bonita y constituye un fantástico
paseo por distintos lugares de este concello pontevedrés.
Lugares que están
plagados de rico patrimonio que nos es dado a conocer de esta forma lúdica y
atractiva.
Nosotros comenzamos el
recorrido en “O Mirador do Asneiro” sobre el área recreativa de Entre Ríos en
donde ya encontramos dos molinos.
Y tomamos un primer
contacto con las calmas aguas del Río Asneiro formando "O Puzo Negro".
La senda que seguimos nos
lleva a Codeseda pisando únicamente la crujiente alfombra de hojarasca tejida por El Otoño.
Visitamos el lugar de
casas labriegas rehabilitadas y nos dirigimos al enclave en donde se encuentra
El Castro de Doade, también conocido como “Aurela do Castro”, y que es quien da
nombre a la ruta.
Seguimos camino y lo
hacemos bajo la mirada acogedora de los frondosos árboles que por allí habitan.
Nos acercamos de nuevo al
río Asneiro. En sus orillas, arboleda propia de ribera, y, a nuestro lado, gigantes
hojas de helechos.
Sobre sus aguas
tranquilas se alza la figura de este pontón.
¿Verdad que es
precioso?
Es otoño y la ruta nos
depara sorpresas como ésta:
A nuestro paso salen
hermosos y curiosos ejemplares de nuestra vegetación autóctona.
Un momento realmente espectacular
de la ruta es llegados al paraje en donde se encuentra "O Muíño De Froiz".
Por el molino en sí, por
el ambiente, por las aguas corriendo ligeras y por estas pasarelas de rústicas
ramas que le dan un aire aventurero.
¡No podéis pasar de
largo!
¡Hasta parece que Indiana
Jones va a aparecer de un momento a otro con su látigo y su sombrero!
Debe el senderista continuar
su caminar encontrando ruinosos molinos, represas en el río,... hasta tropezarse
con la vía férrea que cruzará por este sólido puente.
Y de nuevo vuelven los
senderos, las congostras y las corredoiras de crujiente pisar y verdes muros
musgosos.
Tras cruzar las vías en
varios puntos, arribamos a lugar civilizado saludando a los elementos religiosos
de la ruta: El Cruceiro y La Iglesia de San Xoán de Vilanova.
¡Fijaos en la arquivolta
de la fachada!
Y volvemos de nuevo a la
vorágine de las hojas, el susurro en los pies, el amarilleo en las ramas,… ¡Un
festín para los sentidos!
¿Y qué me decís del
colorido que acompaña a este palomar en Santomé? ¡Una extensa paleta para
nuestro disfrute!
El caminar discurre ahora
paralelo a la vía del tren pero no exento de belleza.
Tras cruzarla por un paso
subterráneo, surge de nuevo la vegetación en pleno apogeo.
El líquido elemento
reaparece bajo la piedra de este postillón dando firmeza y las hojas secas proporcionando
encanto y banda sonora para cruzarlo.
Y resulta que en este
sendero se encuentra un roble catalogado entre “as árbores senlleiras de
Galicia”.
De copa monumental, está
en Soutolongo regado por el río Asneiro, y junto a estas enigmáticas ruinas de
molino.
No los perturbamos
demasiado y continuamos disfrutando de las maravillas que el otoño esculpe en
la vegetación de esta ruta, fácil de
caminar y señalizada con los colores blanco y amarillo de pequeño
recorrido.
Pero no penséis que hemos
acabado, no… Todavía nos queda caminar sobre esta maravilla en piedra.
Para así llegar a otro
momento importante de la ruta.
Se trata del Área
Recreativa de Mouriscade que nos ofrece todo un festival de sensaciones.
Y ya, acercándonos al
final de la caminata, el río Asneiro se empeña en dejarnos un buen sabor de boca,
mostrándonos los misteriosos molinos de sus orillas.
Y transformándose en un
pulido espejo que refleja todo lo bueno y bonito que lo rodea.
¡Momentos intensos,
momentos emotivos, los que se viven caminando por aquí!
Momentos que nos llenan
el alma y que permanecerán para siempre con nosotros.
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