Hace unos
días los caminantes del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas estuvimos por Chinchón,
localidad cercana a Madrid declarada Conjunto Histórico Artístico en 1974.
Comenzamos
nuestro paseo al pie del Convento de Las Clarisas fundado en el S. XVII por El quinto
Conde de Chinchón y restaurado en 1995.
Callejeando
nos encontramos La Capilla, Plaza y Fuente de San Roque y El Antiguo Convento
de San Agustín, hoy en día reconvertido en Parador de Turismo.
Y ya
nos adentramos en La Plaza Mayor con su pinta de plaza de La Edad Media.
Los
edificios, de tres plantas, son asoportalados con galerías, balcones, y pintadas
sus maderas de un característico color verde.
En ella,
desde su construcción, se han ejercido todo tipo de actividades llegando a ser
incluso corral de comedias. Actualmente todavía conserva la de plaza de toros,
de ahí que su suelo sea el característico albero.
La
Fuente Arrriba refresca al que por allí pasa.
Y también
esta otra, algo más escondida.
Al lado
de este bonito estanque.
Sobre la
plaza se alza la imponente estructura de La Iglesia de La Asunción, una
combinación de estilos arquitectónicos reconstruída sobre una anterior del S. XVI.
Si os
acercáis hasta allí entrad y contemplad en El Retablo Principal un
impresionante cuadro de La Asunción de La Virgen pintado por Francisco de Goya
a comienzos del S. XIX.
Y es
que el pintor visitaba Chinchón con frecuencia para ver a su hermano Camilo,
capellán de Los Condes de Chinchón, que fue quien le hizo el encargo, y, en cuya
casa pernoctaba según reza esta placa.
Desde
el emplazamiento de la iglesia se obtiene una buena panorámica de Chinchón, La
Plaza Mayor y su castillo algo más alejado.
Allí
mismo se alza La Torre del Reloj perteneciente a una antigua iglesia que los
franceses redujeron a cenizas.
También un
curioso busto dedicado a La Condesa Consorte de Chinchón, Virreina del Perú,
quien descubrió las propiedades de la corteza de la quina.
Dejando
la plaza nos fuimos a curiosear por sus alrededores sin alejarnos demasiado.
Obteniendo
nuevas perspectivas de Chinchón.
Y aproximándonos
un pelín más hacia otro de nuestros objetivos.
Cada
vez lo veíamos más cercano.
Y no
era otro que El Castillo de Los Condes de Chinchón.
Con su
entrada sobre puente levadizo.
Y su
escudo señorial.
Y, de
nuevo, otra visión de Chinchón en todo su esplendor.
Y los
campos que desde allí se extienden hasta la inmensidad.
Por
todo ésto y mucho más, una visita muy agradable para disfrutar en familia.
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