Sigüenza es una ciudad de
la provincia de Guadalajara que mantiene intacto su espíritu medieval.
Nosotros comenzamos
nuestro paseo en la alameda. Una fuente manaba su agua sobre suave musgo
atentamente observada por los árboles todavía sin hojas.
Cruzándola nos hallamos
ante El Templo de Nuestra Señora de Los Huertos, del S. XVI. Posiblemente
erigido sobre las ruinas de otro más antiguo presenta una interesante mezcla
del Renacimiento y El Gótico tardío.
También El Monasterio de
las Ursulinas y La Iglesia de La Veracruz.
Todo ello lo encontramos distribuido
en El Barrio barroco de San Roque de antiguas y bonitas casas solariegas.
En donde no podéis dejar
de visitar La Plaza de Las Tres Cruces.
Ni El Callejón de Los
Infantes en donde se encuentra El Palacio de Los Infantes y que se cierra con
una puerta de la antigua muralla a la que al perder su función defensiva se le
añadió una reja.
Enseguida llegamos al
emplazamiento de La Catedral de Sigüenza, auténtico emblema de la ciudad.
En ella todo es
gigantesco, además de bello.
Su fachada parece la
entrada de un castillo, no en vano es considerado un auténtica templo-fortaleza
hecho para orar y admirar.
En ella destacan, el coro
gótico, los retablos, las rejas, los escudos, sus portadas, sus torres
almenadas, los rosetones,…
En su interior muchas
otras maravillas entre ellas La Capilla de los enterramientos de varios
miembros de la familia Vázquez de Arce con la famosa Estatua Del Doncel,
caballero muerto en 1486, y que aparece
leyendo jovialmente un libro.
A su vera, verita
encontramos La Plaza Mayor, de estilo renacentista y casas asoportaladas.
Como ya he dicho en
Sigüenza existió una muralla algunas de cuyas puertas, como La Puerta del Toril,
La Puerta del Sol, La Puerta del Hierro, o La Puerta del Portal Mayor, todavía
se conservan para que nosotros pasemos, o no, a través de ellas.
También encontraremos más
ejemplos de arquitectura religiosa como La Iglesia de Santiago o La Iglesia de
San Vicente. Ambas muy cercanas a la plazuela que alberga La Casa del Doncel.
Y llegamos ya al lugar en
donde se yergue altanero El Castillo de Sigüenza.
Todavía hoy podemos ver
su majestuosidad y gallardía de antaño en sus torreones y puentes
levadizos.
Su interior está
restaurado, convertido en Parador de Turismo y se puede visitar.
Tomaos un respiro, y
relajaos con la suave melodía del agua de su fuente.
Pasead la vista por la
historia guardada entre sus muros y echad una moneda en el pozo de los
deseos.
Continuad callejeando por
el laberinto de sus calles y perdeos en sus plazuelas, calmas, serenas y con
brotes de primavera.
Todavía os saldrán al
paso La Iglesia de Santa María, El Palacio Episcopal y El Monasterio de Los
Jerónimos.
Y cuando veáis La Capilla
Del Humilladero, ya habréis llegado al fin de este paseo por Sigüenza, una
ciudad verdaderamente única.
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