¡Fijaos qué magnífico
cuadro pudimos contemplar los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías
Baixas!
Era una mañana lluviosa y
de cielos grises y encapotados cuando comenzamos nuestra caminata por tierras de Cotobade.
Parecía que toda la
jornada sería pasada por agua, sin embargo cuando arribamos al Alto da Cruz, en
donde se encuentran los restos de este molino de viento, el cielo ya comenzó a
clarear.
Aunque en determinados
parajes como el que alberga al Muiño da Igrexa la niebla baja confería al
paisaje un ambiente fantasmal.
Que nos proporcionaba un ingrediente más para disfrutar de la ruta.
¿No os parece que esta carballeira bien
podría ser el escenario de una peli de misterio?
Continuamos caminando y
ascendiendo, y lo hacemos a veces sobre caminos empedrados.
Y otras directamente sobre
la mullida hierba verde.
Había caído tanta agua
que en ocasiones parecía que navegábamos en vez de estar caminando.
Y algún que otro regato más
o menos espontáneo tuvimos que sortear.
Pero, eso sí siempre, con
la niebla como compañera de viaje.
Un buen aliciente en esta
ruta lo constituyen los elementos etnográficos. No dejéis de acercaros hasta El
Foxo do Lobo de As Brañeiras.
Está reconstruído y
constituye una fantástica muestra de cómo eran estos artilugios de cazar lobos.
Además se encuentra en un
enclave realmente bonito.
Quizás ayer realzado por
la nieblina que lo envolvía.
¡Fijaos qué verde el
musgo de sus muros y de los árboles que lo circundan!
Y, sin ninguna duda, no
podéis dejar de visitar O Pozo Negro.
Con el encanto del río y los molinos callados de sus orillas.
Allí veréis las aguas del Río Almofrei tranquilas y serenas.
Allí veréis las aguas del Río Almofrei tranquilas y serenas.
Y, de repente, cual niño
enfurruñado, deslizarse encabritado y rápido como en un estallido.
Formando dos preciosas
cascadas.
¡A cuál más bonita!
Y llenando de belleza las
tierras y molinos de sus riberas.
¡Lo mires por donde lo
mires una auténtica locura de sentimientos!
Y, ya muy cerquita del
punto final, conoced también el entorno de La Piscina Fluvial de Carballedo en
donde el agua es protagonista.
Pero también una
tranquila área recreativa y unos silenciosos molinos que contribuyen al encanto
del lugar.
¡Por todo ésto que os
hemos contado y mucho más que quedó en el tintero, una ruta para disfrutar!
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