Los senderistas del Blog
Grupo de Andainas Rías Baixas teníamos mucha ilusión por caminar sobre la ruta
conocida como “Del Glaciar del Alto Vez”.
Así que allá que nos
fuimos en una mañana de domingo soleada y propicia para la caminata.
Nosotros comenzamos en el
lugar de Porta Cova muy cerca de Sistelo, Portugal. Y ya desde el inicio nos vimos
deslumbrados por la belleza que nos rodeaba. Destacando los famosos socalcos.
El sol comenzaba a aparecer
por detrás de las lejanas montañas algunas de las cuales permanecían todavía
bajo el algodonoso edredón blanco de las nubes.
Atravesamos la aldea en
continua ascensión desde el primer momento y lo hacemos por caminos empedrados
por donde antaño subían y bajaban los carros de labor en su incesante actividad.
Los ancestrales caminos
ladeados por muros en donde la piedra sobrepuesta es la protagonista.
Y es que aquí, el otoño proporciona una luz y una atmósfera especial al paisaje.
La paleta de colores es
inmensa. Hay momentos en que los ocres y amarronados de la vegetación chocan
con los potentes grises de la piedra que pisamos.
Otros nos vemos totalmente
invadidos por el verde, en el musgo y líquenes de los muros y en las hojas de
los árboles de hoja perenne que por aquí habitan.
Y como el día estaba
luminoso, el azul celeste también fue nuestro compañero de viaje.
Desde distintos puntos de
la ruta una amplia visión del horizonte se ofrece sin límites al
caminante.
Es emocionante contemplar
la inmensidad desde la altura en la que nos encontramos.
Parece que podamos echar
a volar y tocar el cielo con las manos.
Esta zona es lugar en
donde se conservan las tradiciones pero hasta allí también han llegado los
parques eólicos ofreciéndonos grandes contrastes.
Y son varios los momentos
en que el senderista siente sobre sí la mirada vigilante de estos gigantes.
La ruta en sí está
marcada con las señales de colores rojo, amarillo y blanco y también ayudan al
caminante las mariolas, pequeños acúmulos de piedras que aparecen a veces como
verdaderos ángeles salvadores.
Estad atentos a las rocas
que os iréis encontrando, algunas con formas más o menos curiosas.
Maravilla pensar que este
impresionante panorama de piedra, los
montes graníticos que vemos, los bolos esparcidos acá y allá se deben a un
antiguo glaciar que cubrió estos parajes.
Os encontraréis multitud
de vacas cachenas, las de los cuernos largos, pastando y a veces en el camino,
pero son muy educadas y se apartan al paso del caminante.
Y es una verdadera
delicia observar las manadas de caballos que por allí pacen y acercarse
tranquilamente a saludarlos.
Estas son tierras de
trashumancia, práctica que dio lugar a las conocidas brandas, poblaciones
temporales de verano en tierras altas en donde abundaba el pasto para el
ganado.
Algunas, bien
conservadas, todavía dan muestras de estar en activo.
Infelizmente, algunas han
sido abandonadas, sin embargo el enclave en donde permanecen aparece dotado de
un aire fantasmagórico e irreal que les proporciona gran encanto.
También nos encontramos
algunos refugios da pastor, a veces varios en un mismo paraje, muy semejantes a
los chozos del Suído.
Fuimos descendiendo
lentamente de vuelta a Porta Cova y mientras lo hacíamos continuamos admirando
el impresionante cuadro obra de la mano de La Humanidad agudizando el ingenio y
sacar partido de La Madre Naturaleza.
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Qué chulada de sitio!
ResponderEliminar¡La verdad que sí! ¡Es un sitio fantástico!
ResponderEliminarMuchas gracias Melika por tus palabras.
Besos
Olá Carmen
ResponderEliminarBela caminhada por um trilho muito bonito.
Abraço caminheiro
pisatrilhos
Olá Serafim!
ResponderEliminarCom certeza que é um trilho muito lindo!
Gostamos muito!
Obrigada pelas palavras!
Abraço caminheiro