Una vez más la piedra, la
tierra y el agua son protagonistas de la caminata dominical en El Blog Grupo de
Andainas Rías Baixas.
La piedra en las múltiples formaciones rocosas con distintas formas que nos van saliendo al encuentro a medida que caminamos.
La piedra en las múltiples formaciones rocosas con distintas formas que nos van saliendo al encuentro a medida que caminamos.
También a pares.
O en solitario como ésta.
¿A qué se os asemeja?
Por cierto que casi todas
están en un lugar conocido como Penedo do Macaco. Desde allí podréis contemplar
toda una panorámica fantástica de la zona.
Piedra también en el
suelo que pisamos en determinados lugares, con las huellas del paso de los
carros para su diario faenar marcadas con el hierro de la constancia.
Piedra en los cierres de
las fincas, con la belleza añadida de la verdosa y musgosa pátina del
tiempo.
Piedra en las silenciosas
ruinas de los molinos, otrora activos y lustrosos, ahora silenciosos y adornados sus muros con las guirnaldas de verdes enredaderas.
Piedra señalándonos el
camino por donde transitar, a veces engalanado con altivos emparrados.
Agua en la presencia
constante de pequeños regatos que aparecen por doquier y que con su sonoro
transcurrir nos van animando el paseo.
Agua en los pozos que
sabiamente aprovecha la gente del campo para la riega y cuya superficie,
auténtico espejo, refleja la imagen de sus arbóreos centinelas.
Agua y piedra combinadas
ya sea por la mano del hombre en prácticas levadas.
Piedra y agua actuando
conjuntamente en antiguos aserraderos.
Piedra y agua dejando
constancia de su trabajo en los molinos.
Agua desbocada
deslizándose pendiente abajo por el lecho rocoso del río.
Y la culminación de este
trabajo cooperativo lo encontramos en el punto en donde se forma la llamada
Cascada Das Lajes Altas.
Allí El Regato Das Poldras nos deja una imagen fantástica.
La verdad es que es todo
un espectáculo poder acompañarlo durante un rato en su deslizar montaña
abajo. Es una sensación que no
se puede describir con palabras, ni plasmar en una foto, hay que estar allí para
poder ver la blancura y bravura de sus aguas, el estruendo sonoro de su recorrido…
Empaparte con sólo estar
a su lado… ¡Hay que estar allí y vivirlo!
Tierra, piedra y agua en
los estrechos senderos y caminos por los que dejamos que nuestros pies nos
lleven…
En fin… La Madre
Naturaleza en todo su esplendor. Y todo esto en Roriz, Paredes de Coura, Portugal.
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