Y hoy les toca a las tierras del Concello de
Brión ser protagonistas de la ruta en El Blog Grupo de Andainas Rías
Baixas.
Una caminata que realmente recomendamos a
todas aquellas personas que quieran pasar unas horitas en pleno contacto con la
naturaleza.
La senda comienza en Ponte Insua y va serpeando siguiendo el curso del Río
Tambre que se encuentra a la derecha. Un río que en esta mañana nebulosa de domingo todavía se encontraba
dormido bajo su gruesa manta blanca de niebla y apenas se escuchaba, sólo se
presentía e intuía su presencia.
La niebla era tal que a veces no veíamos más
allá del alcance de nuestros bastones y parecía que nos encontrábamos dentro de
una película ambientada en el Londres decimonónico... ¡Igual de Bonito!
Lo que sí acompaña al
caminante durante largo rato, es el canto de la gran diversidad de pájaros que tienen sus nidos en
los árboles de estos parajes, algunos con curiosas formas, y que harán las delicias de los amantes de la
ornitología.
Por cierto, que es una maravilla la gran
variedad de elementos arbóreos que va encontrando el senderista a lo largo del
recorrido. Claro está muchos robles a uno y otro lado.
Tampoco faltan pinares y una enorme abundancia
de castaños por doquier, lo que constituye una delicia para, en tiempos otoñales,
poder recoger su rico fruto y para, aún ahora, disfrutar de su mullida y crujiente alfombra bajo los pies.
También podemos observar ricas muestras del
patrimonio arquitectónico religioso con iglesias como La Iglesia de Santa María de
Viceso de planta rectangular y nave única, con su impresionante Fachada Barroca
y campanario con pináculos laterales dando la bienvenida al caminante. En la
portada, enmarcada por dos columnas laterales se acoge la imagen de La Virgen
María.
Y La Iglesia Neoclásica de Santa María de Ons,
de planta rectangular con ábsides laterales. Su fachada
principal destaca por su gran portada, enmarcada por un arco de medio punto que
alberga también la imagen de la Virgen María. El campanario corona el conjunto y es mudo testigo del paso de
miles de peregrinos por El Camino a Fisterra y Muxía.
No podemos olvidar los
cruceiros, de los cuales, visitamos varios, encuadrados en la llamada "Ruta de Los
Cruceiros". Todos magníficos y diferentes con elementos distintos en su imaginería.
Uno que nos llamó poderosamente la atención es el llamado Cruceiro da Goriña porque,
aparte de otros elementos, contiene en su estructura una capilla con la imagen
de la Virgen con el Niño en brazos y que se ve que era policromada.
Y el patrimonio civil también nos ofrece varios
ejemplares de puentes para cruzar los diversos regatos que nos vamos encontrando y que, ese día,
se encontraban bastante juguetones con el agua que desfilaba rauda y veloz por
sus cauces, alegrando el ánimo de los senderistas.
A mí el que más me gustó es el que permite
cruzar sobre El Regato Dos Chavielos, por el material con el que está construído y por el
lugar realmente encantador en el que se encuentra, El Pozo Negro.
No podían faltar los molinos que aparecen a la
vista del caminante cual figuras fantasmales en las orillas del risueño Regato Viceso.
También numerosos hórreos a lo largo de la
ruta, muchos de ellos del llamado “estilo maián”. Y fuentes diversas esparcidas a lo largo del
trayecto para saciar la sed del caminante.
Y hasta un Castro de La Edad de Hierro se
cuela en este itinerario. Lo localizamos en Forxán pero se
encuentra sin excavar. No podemos todavía observar los restos prehistóricos pero,
en contrapartida, sí disfrutamos de la sombra de la carballeira que lo cubre.
Y llegó el momento en que sí pudimos observar claramente,
e incluso tocar, las aguas del río Tambre. Aguas que aquí sí fluían rápidas,
estridentes y sinuosas formando estruendosos rápidos en su camino hacia el mar.
Y no os perdáis el momento cumbre de la ruta. Aquel en que podemos contemplar La Cascada del Pozo Negro, que forma
en ese enclave ideal el regato Dos Chavielos antes de juntarse con el Tambre.
Y ya el caminante, satisfecho, va buscando la meta, pero continúa disfrutando de esta maravilla de bosque de Brión con
réplicas de todas las especies ya nombradas anteriormente y, finalmente, llevando sus pasos a través de un
maravilloso souto que ya desea el regreso del senderista.
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