El río Xabriña es un
afluente del río Tea con el que se une en Mondariz Balneario, el ayuntamiento más
pequeño de España.
Y sabiendo que en sus orillas
acumula verdaderos tesoros, tanto naturales como etnográficos, nos dispusimos a
ir a su encuentro, una vez más, y así daros a conocer una más de las bonitas rutas
que por sus orillas transcurren.
La primera parte coincide
con la llamada ruta de los molinos de Mouriscados, o molinos del río Xabriña, pero no hay
que confundirla con la famosísima senda etnográfica del río Xabriña que
transcurre aguas arriba de éstas por las que hoy caminaron los senderistas del Blog
Grupo Andainas Rías Baixas.
Nosotros comenzamos la ruta
en el lugar de Poñe y ya desde el comienzo es un pleno disfrute de la
naturaleza en forma de bosque de ribera y de río corriendo desbocado y pleno de
agua su lecho en busca del río Tea.
Continuamos remontando el
río por su margen izquierda y nos irán saliendo al paso las figuras de diversos
molinos cada uno con su nombre, cada uno con su sello característico de
belleza.
Un marco espléndido nos
envuelve y nos lleva más allá, atrás en el tiempo y nos hace creer estar en un
auténtico vergel. Contribuyen a ello las tonalidades de los árboles,
las otoñales alfombras de hojas en el suelo, el río rugiendo en su galopar, la frescura y humedad que se respira, un
verdadero placer para los sentidos.
Nuestro caminar se hace
lento, pero no por dificultades en el camino, sino porque no queremos salir de
allí, queremos seguir contemplando tal espectáculo de la conjunción de la
naturaleza y la mano del hombre.
A veces caminamos tocando
el agua misma del río, otras, las antiguas levadas nos alejan de ella pero nos
conducen a maravilla tras maravilla.
Son todos los molinos tan
distintos y bonitos, algunos con la hiedra trepando por sus paredes o cubiertas
de musgo y con telarañas sus puertas, que no sabríamos con cuál de ellos
quedarnos.
Pero los senderistas
siguen su rumbo y llegados a Cavada do Polainas tomamos un pequeño descanso
contemplando un área recreativa que se inunda en inviernos muy lluviosos pero
que en verano proporciona sombra, paz y sosiego a quien por allí se acerca.
Continuamos la marcha por
caminos rurales de servicio a fincas, bordeando verdes prados para el ganado,
serpeando por viejas corredoiras, deslizándonos a través de rústicos cierres, y
contemplando la obra de arte del verde musgo en las piedras.
Y cuando pensamos que
ya los molinos habían quedado atrás, llegados al área recreativa de Campo do Río, nos deparamos con un rincón realmente mágico con antiguos pontones para cruzar
sobre el caudaloso río y la magnífica estampa del molino de Arriba, contemplándonos
imperturbable.
Y toca volver a nuestro
punto de inicio y lo hacemos alejándonos del río y recorriendo los montes de
Mouriscados. A nuestro paso, pinares, carballeiras, soutos y algún que otro
alcornoque proporcionan la nota enxebre a la ruta que va discurriendo amena y
tranquila por caminos arenosos, de hierba o de zahorra.
Tampoco descuidamos la
parte de arquitectura religiosa representada por la capilla de San Xoán cerca de Campo do Río, y el cruceiro, peto e
iglesia de Mouriscados.
Asimismo veremos varias
muestras de casas de piedra, fuentes y especímenes de hórreos diversos.
Reseñar que es una ruta
muy fácil para el senderista, en donde la primera parte, la de los molinos, está
indicada con unos paneles de madera colocados al efecto, pero no así la segunda
parte de regreso a Poñe.
Una senda que realmente os recomiendo, llena de belleza y encanto que seguro os va a gustar.
Una senda que realmente os recomiendo, llena de belleza y encanto que seguro os va a gustar.
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