Y este
domingo los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas realizamos
una ruta de pequeño recorrido, apenas 5 km
y que transcurre por tierras de Aldán.
Allí, primeramente, caminando sobre las tablas
del paseo marítimo, refrescamos la vista
y el espíritu en las tranquilas y azules aguas con las que el Océano Atlántico
acude a formar la Ría de Aldán.
Después nos dirigimos hacia la iglesia
parroquial, un edificio neoclásico, cuya fachada aparece presidida por San
Cibrán en hornacina y bajo un reloj, y
en cuyo atrio nos detenemos a contemplar sus muros de granito con asientos para
los fieles, y un curioso panteón muy trabajado.
En su entorno, bellas casas de piedra siguiendo
el estilo marinero, un redondo palomar y, en un cercano montículo, un pétreo
sarcófago que dicen de origen suevo.
Y no podemos dejar de mencionar el Pazo Torre de Aldán, propiedad de los Condes de Canalejas y que en tiempos contaba con una
finca de grandes dimensiones y de gran belleza, que era usada por familiares y amigos para la caza y otras
actividadas lúdicas.
Justo enfrente del pazo nos encontramos un
bonito conjunto formado por un rústico lavadero y un puente medieval,
verdadera joya arquitectónica.
Y siguiendo el curso ascedente del río Orxas,
que muy cerca de allí tiene su desembocadura, nos adentramos en un asombroso paraje que
antes pertenecía a los dominios del
conde y que ahora permite el uso y disfrute de los que por allí se acercan.
Se llama Finca do Frendoal pero también es muy
conocida como Bosque Encantado de Aldán, un nombre que ya de por sí deja volar
la imaginación de los caminantes y demás visitantes.
Y realmente al ir adentrándonos en la senda tenemos la sensación de que viajáramos a un lugar perdido en el tiempo y en donde parece que en
cualquier momento vamos a ser acompañados por esos duendecillos y hadas de los
bosques de los cuentos o intuir la presencia de alguna princesa en peligro que
solicita nuestra ayuda desde las almenas del castillo.
Porque sí, hasta un castillo con almenas, foso
y puente levadizo, al más puro estilo medieval, alza su estructura en el camino
que recorre el senderista. Parece ser
que su construcción data de los años sesenta pero quedó inacabado, y ahora, sus
paredes cubiertas con la belleza con que la verde pátina del tiempo impregna las piedras, contribuyen a hacer del lugar un
entorno realmente lleno de magia y misterio.
Efecto que se ve reforzado cuando algo más
adelante nos sorprende la imponente figura de un acueducto, allí en lo más
profundo de aquel bosque animado. Se conoce como Arco de La Condesa y se considera que es de época medieval. En
esos tiempos llevaba agua hasta el pazo para regar los jardines. Sin embargo,
se cree que su origen es romano y que entonces suministraba agua para las
piletas de salazón de pescado.
Y,
dejando por un rato los antiguos dominios del conde, por una senda
tranquila en donde sólo se escucha el cantar de los pájaros y las hojas movidas
por el viento, nos dirigimos hacia Hervello. A nuestro paso apreciamos ricos
elementos de la arquitectura popular como lavaderos, fuentes, hórreos,
cruceiros…
El caminante lleva su alegre andar a través de
la sombra que proporcionan robles, pinos, castaños, laureles, … Y recorre la misma ruta que antaño los cantarines
carros, cuya huella perdura grabada en las piedras de la senda.
Volvemos a acompañar las rápidas aguas del
río Orxas, esta vez en su descenso. En una y otra orilla, viejos molinos, algunos
total o parcialmente cubiertos por la maleza, otros perfectamente visibles, descansan de su árdua
jornada de antaño.
De vuelta al bosque encantado, nos sumergimos
de nuevo en la tupida y hermosa
vegetación formada por formidables ejemplares de robles, abedules, laureles, castaños, enredaderas, helechos reales,… y
alguna que otra especie exótica como las píceas, introducida por los condes.
Pero no terminamos aquí nuestro corta ruta de
hoy sino que, caminando sobre las arenas de la playa, nos dirigimos a un
pequeño montículo frente al paseo marítimo y que también os animamos a visitar.
Desde allí contemplamos el agua calma y transparente del mar, las rocas, el pueblo mirando hacia su bonita
ría, y las barcas reposando de su faenar.
Y si tenéis suerte, en días despejados y
luminosos, al atardecer, seguro que podréis disfrutar de una
maravillosa y marítima puesta de sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario