Un fin de semana más los
senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas han recorrido una ruta muy
bonita y que ahora paso a presentaros.
Es una caminata que tiene
como protagonistas la tierras del concello de Cuntis bañadas por el rego do
Pazo, el río Umia y el río Gallo.
Primeramente nos
dedicamos a conocer todo el entorno de la Iglesia de Santa María de Baños, que dicen fue construída con las piedras de un primitivo templo románico.
Dado el carácter de villa
termal de Cuntis reseñar, claro está, la presencia del balneario que atrae gran
cantidad de turistas, un lavadero colectivo con pilones de agua caliente y fría,
varias burgas en plena calle, y también todo el casco antiguo en donde
destacaremos la rectoral y los edificios alrededor de A Praza das Árbores,
con el antiguo Hospitalillo, ahora Casa de Cultura, y cuya fachada exhibe toda
la belleza salida de la mano de los canteros de nuestra Galicia.
Por cierto que estos
artistas tienen aquí, dedicado un fantástico monumento al Cantero, obra del escultor Maxín Picallo.
Y ya salimos de la villa
dirigiéndonos al parque Maráns desde donde tenemos una magnífica vista de
Cuntis y en donde se erige el monumento al Sagrado Corazón, esculpido por
Asorey y que se encuentra en un bonito enclave.
Poco a poco nos vamos
adentrando en el bosque formado por robles, pinos, laureles, acebos, mimosas,
helechos gigantes…
Siempre caminando sobre otoñales y mullidas alfombras de
hojas, sobre tierra o sobre la misma hierba, en un sendero que me recordó a la
famosa canción “Por el camino verde, camino verde…”.
Pero el momento culmen de
la ruta será una vez llegados a la parte más acuática. Y es que yo no sé qué
tiene el agua pero todo lo transforma.
Allí veremos al Umia
formando tranquilos remansos, piscinas naturales, o encabritarse en los
sinuosos rápidos que nos alegran la vista y el espíritu.
Aquí hay algún tramo en
donde el caminar se hace algo más lento, pues el sendero se encuentra en un
estado un poco más selvático, pero que para mí le da más emoción y más vida al
momento.
Ocasiones hay en que nos
acercamos a tocar directamente las aguas, admirando a la madre naturaleza, y
otras en que, contemplando diversos molinos esparcidos a lo largo de la ruta, admiraremos
también la obra de nuestros antepasados que nos han dejado esas manifestaciones
que todavía perduran.
¿Y qué decir de esas
sencillas pero eficaces construcciones para pasar de una a otra orilla como son
las poldras que encontramos en varios tramos del río Gallo?
Si tenéis suerte, además
de escuchar, veréis alguna que otra ave, entre ellas alguna garza, que no os
dará tiempo a fotografiar pues se eleva rauda y veloz ante vuestros ojos. Y si acudís ahora, en
otoño a la cita con estos lugares, contemplaréis la producción de las viñas,
desprendiendo su rico olor característico ante el senderista, los campos de maíz con las espigas, todavía sin recoger en las
fincas.
También setas y otros frutos como la castaña que podréis recoger tranquilamente
a lo largo de la caminata y sobre todo en el paseo del río Gallo antes de la
entrada de regreso a Cuntis, con multitud de castaños que nos llamaron la
atención por su tamaño y por la inclinación de sus ramas que llegaban a tocar
el suelo, haciendo auténticos arcos bajo los cuales el caminante pasa sereno.
Y antes del punto final
el río Gallo todavía nos ofreció la singularidad de los llamados "lavadoiros fluviales",
en donde antiguamente se hacía la colada, lejos de las modernidades de ahora.
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