Esta semana la ruta que traemos hasta El Blog
Grupo De Andainas Rías Baixas transcurre por tierras de Mondariz-Balneario, el término
municipal más pequeño de Galicia, y también por terrenos de Mondariz.
Esta bonita senda fluvial del río Tea, es una ruta circular, corta, poco
más de 12 km,
que se integra dentro de otra de más km conocida como “Ríos y Montes de
Mondariz” y tiene su punto de inicio y también final en Mondariz-Balneario,
concretamente en el puente de O Cruxón.
Al comienzo iremos por el margen derecho del
río Tea para seguidamente cruzarlo a través del primer puente metálico que
encontramos.

También alternaremos el paisaje que se va
ofreciendo ante nosotros.
Con las impresionantes imágenes del río en los rápidos
y remolinos de las aguas rugiendo ferozmente en nuestros oídos o sosegando
nuestro ánimo en los momentos de remanso del Tea.
Alternaremos el material de construcción de los
puentes, pues además de dos metálicos, nos encontraremos también con la magnífica
figura pétrea del puente Del Val, siempre imperturbable, cual severo guardián de las aguas que bajo él se deslizan,
y la majestuosidad del puente de Cernadela, del cual
dicen que tiene origen romano siendo reformado en el S. XV.
Por él pasaba
una importante vía romana, la XVIII del Itinerario de Antonino Pio. Consta de
cinco arcos de estilo ojival, salvo el central que es de medio punto. Y como
algún otro puente sobre el Tea, también está rodeado de leyendas y rituales cuya
procedencia se pierden en el tiempo.

Habrá también puentes de piedra de menor tamaño y prestigio,
pero también con encanto, y algún que otro de madera. También daremos con varios molinos, algunos bien
conservados y otros en ruínas pero que mantienen intacto un aquel de belleza
que los hace muy atractivos a los ojos del caminante.

Caminaremos
amparados por los árboles propios de ribera, bastantes pinos, robles, castaños,
laureles, helechos, cañas de bambú y túneles formados por ellas... Y nos
deleitaremos con el canto de los pájaros que en sus riberas y bosques se
cobijan.
Nos emocionaremos al pasar sobre las poldras o
pasos de Tatín, majestuosos e imperturbables al paso y a las inclemencias del
tiempo y al capricho de las estaciones.

Y después de deleitarnos con tanta belleza
acumulada en tan poco espacio, regresaremos, ya por el margen derecho, hasta el
primer puente metálico que habíamos cruzado inicialmente y que volveremos a
cruzar para dirigirnos a nuestra meta que se encuentra a muy pocos metros.