Hoy traemos hasta el Blog Grupo de Andainas Rías Baixas La Vía Verde do Salnés que discurre en el tramo ferroviario que unía Vilagarcía de Arousa con Pontevedra.
Nosotros dimos
el pistoletazo de salida en Loenzo en donde un lavadero es testigo del paso de
Peregrinos hacia Santiago de Compostela.
En seguida nos
encontramos en una pequeña área recreativa con carteles de la senda.
Que nos lleva por entre pequeños núcleos habitados en donde no faltan fincas cultivadas con sus hórreos, palomares y demás.
También notamos la presencia nostálgica de diversos elementos que nos indican el origen ferroviario del suelo que ahora pisamos.
Llegados a Rubianes
nuestro ojo de halcón otea sobre los bien cuidados jardines y dependencias del
Pazo de Rubianes.
Poco antes del
apeadero del mismo nombre cuyas instalaciones, sin duda, echan de menos el
jolgorio y regocijo de épocas pasadas.
Una oportuna
fuente incrustada en verdes muros cubiertos de musgo mitiga la sed del que por
allí pasa.
A pocos pasos
de las decadentes ruinas de una casa deshabitada desde 1946 que proporcionan encanto
a la senda.
Continúa el
viajero su periplo por un camino bien cuidado y delimitado, adornado por la
flora del lugar y algún que otro elemento colocado por la mano del hombre.
Hay un tramo en
que nos desviamos de la ruta para ir a conocer “ A Ponte Curruncho” y la encontramos
con las aguas del Río Umia besando las piedras que quedan de lo que antes fue
una antigua construcción que unió Lantaño y Saiar durante varios siglos.
En sus orillas
O Muiño do Curruncho, ahora allí solitario, se lamenta del silencio que lo rodea,
solo interrumpido por el sonido de nuestras pisadas.
Volviendo a la senda nos hizo reír el nombre de la Piedra Rañacús, en un bonito entorno.
Poco antes de arribar al enclave en que se encuentra El Puente de Hierro construido a finales del S. XIX.
Su estructura
metálica con remaches apoyada sobre pilares de piedra es un perfecto ejemplo de
la ingeniería en las vías de tren en esa época. Con sus 64 m nos permite
atravesar el Río Umia.
Para dar
seguimiento a la ruta y vernos de nuevo caminando entre muros elevados, rica
vegetación, elementos nostálgicos de antaño y zonas de descanso.
No pasamos por
alto las instalaciones de la antigua Fábrica Azucarera de Portas con su imponente
chimenea de unos 60 m de alto.
Convertida
en auténtico mirador panorámico de todo El Valle del Salnés, ya que un ascensor permite alcanzar su parte más alta, así
como su característica escalera en espiral, llevándonos a lo alto del icono más
destacado de este histórico recinto de Portas.
Y allí, a un tiro
de piedra, visitamos también La Estación de Tren de Portas.
Volvimos sobre
nuestros pasos para dirigirnos ahora hacia Caldas de Reis. Y lo hacemos
siguiendo el curso del río Umia que nos acompañará hasta nuestra meta.
Frondosa vegetación
y algunos cormoranes secándose al sol son testigos de nuestro pasar.
En esta bonita
y fácil ruta de grato recuerdo para los senderistas.
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